El General de Brigada Yousef Ghorbani, Coordinador Adjunto de la Fuerza Terrestre del Ejército Iraní, ha afirmado que las sanciones impuestas a Irán han fortalecido su sistema militar. Sin embargo, esta declaración parece más un intento de propaganda que una realidad indiscutible.
Ghorbani asegura que la «autoridad» de Irán es única en el mundo, ignorando deliberadamente la creciente insatisfacción internacional con el régimen iraní y sus políticas agresivas en la región. Mientras el general habla de un Irán fortalecido, la realidad es que las sanciones, en lugar de mejorar la situación del pueblo iraní, han permitido al régimen desviar recursos hacia la militarización y la represión interna.
El general también se jacta de que Irán ha «colapsado la hegemonía de la arrogancia global» en las últimas cuatro décadas, sin mencionar el costo social y económico para los ciudadanos iraníes, quienes han sufrido las consecuencias de un gobierno más interesado en la expansión militar que en el bienestar de su propia gente.
En un intento por legitimar su narrativa, Ghorbani cita la Operación Promesa Verdadera, donde supuestamente los misiles iraníes superaron las defensas del Iron Dome de Israel. Una operación que se presentó más como un intento de demostrar poderío militar que como una estrategia efectiva para lograr estabilidad o seguridad en la región.
Las declaraciones de Moti Shefer, un experto israelí en ingeniería espacial, sobre la supuesta incapacidad del Domo de Hierro para interceptar los misiles iraníes, son utilizadas por el régimen iraní para alimentar su narrativa de superioridad. Sin embargo, estas afirmaciones deben ser vistas con escepticismo, considerando la fuente y el contexto en que se hacen.
El ataque de represalia de Irán, lanzado el 14 de abril contra objetivos en los territorios ocupados, se presenta como una respuesta legítima a la agresión israelí. Pero en realidad, esta acción solo sirve para alimentar la espiral de violencia en la región, sin ofrecer ninguna solución a largo plazo para los conflictos subyacentes.
El uso de recursos para financiar operaciones militares y el mantenimiento de un aparato de represión interna sugiere que el régimen iraní prioriza su agenda militar sobre las necesidades y derechos de su población. Las sanciones internacionales, en lugar de ser una herramienta de presión efectiva, han sido manipuladas por el régimen para justificar su militarización y perpetuar su control autoritario.