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El 1 de julio, Hungría asumió la presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea en un contexto político inusual y cargado de tensiones. Con el Gobierno de Viktor Orbán enfrentando sanciones y en abierta rebeldía contra los principales consensos de la UE, se anticipa un semestre conflictivo, marcado por gestos de desdén tanto de las autoridades húngaras como de las instituciones europeas.
El viaje de Orbán y la respuesta de Bruselas
El semestre comenzó con controversia debido a un viaje del húngaro a varias capitales clave: Moscú, Kiev, Pekín y Washington. Presentado como una «misión de paz» para negociar un alto el fuego en Ucrania, el tour fue rechazado por Bruselas y otras capitales europeas, que lo vieron como una maniobra unilateral incompatible con los principios acordados en la UE.
En reacción, el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, convocó un consejo informal de ministros de Exteriores y de Defensa, ignorando a la presidencia húngara. Esta reunión, destinada a discutir el apoyo militar a Ucrania y la gestión del material bélico en territorio ruso, subrayó la fractura entre Hungría y el resto de la UE. La ausencia de Hungría en la organización de este encuentro fue considerada como un acto hostil hacia las tradiciones europeas.
Respuestas hostiles y el futuro de la presidencia húngara
La respuesta del Gobierno húngaro no se hizo esperar. El ministro de Exteriores, Péter Szijjártó, criticó duramente a Borrell en redes sociales, calificando sus posiciones sobre Ucrania y Oriente Medio como «disparatadas» y acusándolo de descontrol. Este tipo de lenguaje es inusual en la política europea y refleja la creciente hostilidad entre Hungría y las instituciones comunitarias.
Con el español a punto de dejar su cargo en noviembre, cuando se espera que la estonia Kaja Kallas asuma el rol de Alto Representante, se anticipan nuevas tensiones. Kallas, conocida por sus posturas más radicales que las de Borrell en temas relacionados con Ucrania y Rusia, podría intensificar aún más los conflictos durante la presidencia húngara.
Hungría bloquea fondos mientras la UE busca soluciones
Mientras tanto, Hungría continúa bloqueando el desembolso de más de 6.000 millones de euros del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz, destinados a compensar a los Estados miembros por el envío de armas a Ucrania. Durante una reciente reunión en Bruselas, en la que el ministro ucraniano de Exteriores, Dmitro Kuleba, pidió más armamento, Szijjártó reiteró la oposición de Hungría a escalar la guerra, manifestando que su país no desea más armas, muertos ni una intensificación del conflicto en Ucrania o en Oriente Próximo.
Un semestre de conflictos en el horizonte
Antes del inicio de este semestre, desde el Parlamento Europeo se propusieron varias iniciativas para impedir que Orbán asumiera la presidencia, sin embargo, las instituciones optaron por no actuar. No obstante, todo indica que los próximos seis meses estarán marcados por conflictos y una gestión complicada para la Unión Europea bajo la dirección húngara.