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8 Oct 2024
8 Oct 2024
EN VIVO

Lejos del mundanal ruido

Una frase de la obra de Fray Luis de León que ahora más que nunca podríamos aplicar a nuestras vidas

Pensando en temas para escribir esta columna me surgían ideas sobre política, suelo escribir poco sobre actualidad política. Entre otras cosas porque sólo se habla de ello. Al final he decidido que les voy a hablar de la vida contemplativa, un tema bastante más interesante. En un mundo donde el bombardeo de noticias por tierra, mar y aire es constante, alejarse de ello puede ser difícil y, en ocasiones, incluso imposible.

Aunque pensemos que la política es muy importante, lo cierto es que no lo es tanto. Soy el primero que disfruta debatiendo sobre el tema, pero sé en qué lugar posicionarlo en mi vida. Por eso, les animo a que de vez en cuando desconecten, huyan de las redes sociales y de la prensa. Vivimos en un mundo acelerado, donde hacemos todo con la mayor rapidez posible: comemos deprisa, andamos deprisa, trabajamos deprisa… En ocasiones, hay que poner en pausa la vida, sentarse en un banco y simplemente observar. Verán lo rápido que va la gente de un lado para otro, el estrés, la falta de paciencia.

La vida contemplativa no trata de no hacer nada, sino de tomarse el tiempo necesario para disfrutar de la propia existencia, de observar el mundo que nos rodea, de mirar a la política con cinismo y escepticismo. Debemos cultivar la paciencia y la templanza, admirar la belleza cotidiana, la que se encuentra en los rincones más insospechados. Hemos dejado de buscar la belleza sutil, pequeña, efímera. El mundo sin belleza es feo, y la vida en un mundo feo es triste.

Les animo a contemplar la vida más a menudo. No quiero decir con esto que dejen sus trabajos y sus familias para vivir en el bosque como hippies, quiero que, de vez en cuando, ralenticen la vida un momento, encuentren la paciencia para leer una tarde entera, las ganas para pasear sin rumbo fijo y la valentía de ver una película sin mirar el móvil. Intenten hacer alguna de esas tres cosas. No digo que sea fácil, no lo es, al menos para el hombre del siglo XXI. Quizá sea eso lo triste.

La vida contemplativa requiere de hábitos y aficiones, o, como dicen los ingleses, hobbies. Son más importante de lo que parece: una afición no sólo es aquello que haces para disfrutar mucho, más bien es aquello que haces cuando no tienes nada que hacer. Aquello con lo que aprovechar el vacío temporal que en ocasiones deja nuestra vida cotidiana. En mi caso es la lectura y el cine, dos artes que se convierten en proyectos vitales: por un lado, la creación de una biblioteca, el mayor legado que dejaré a mi hijo. Por otro lado, la revisión de las mejores películas de la historia, el cine es refugio y enseñanza.

En definitiva, aléjense del mundanal ruido de las nefastas noticias políticas, encuentren aficiones que requieran tiempo, intenten disfrutar de momentos fugaces de tranquilidad y admiren la belleza cotidiana. No les aseguro que vayan a ser más felices, pero dejarán de ver la vida para empezar a contemplarla.

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