Imagen: DPA
La circunscripción electoral de Dublín Central, situada al norte del río Liffey, refleja los retos y tensiones de Irlanda, que celebra elecciones generales este viernes. A pesar de un superávit presupuestario sin precedentes en la Unión Europea, el país enfrenta una crisis de vivienda, el aumento del coste de la vida y una creciente presión migratoria que han polarizado a la sociedad.
Vivienda y desigualdad: dos caras de una crisis
Stoneybatter, un barrio de moda en Dublín Central, simboliza el auge inmobiliario irlandés. Según Siobhán, agente inmobiliaria local, las viviendas en esta área, que oscilan entre 300.000 y 600.000 euros, se venden en menos de dos semanas, impulsadas por empleados de gigantes tecnológicos como Google y Meta, que han convertido a Dublín en su sede europea. Estas empresas, a pesar de pagar un reducido 12,5 % en impuestos, han llenado las arcas del Estado.
A poca distancia, Phibsboro ofrece un contraste evidente, con calles deterioradas y personas sin hogar a la vista. En este suburbio, el candidato independiente Gerry Hutch, conocido como El Monje y con un controvertido pasado criminal, busca un escaño en el Parlamento. Su lema, “Necesitamos un cambio y yo soy vuestro hombre”, resuena entre votantes descontentos con el sistema.
Xenofobia y tensiones internas
La inmigración ha agitado el panorama político. En solo dos años, Irlanda, un país de 5,2 millones de habitantes históricamente exportador de emigrantes, ha recibido 120.000 ucranianos y cerca de 30.000 solicitantes de asilo, la mayoría de Oriente Próximo. Esto ha provocado disturbios xenófobos en Dublín y ha tensado las filas del Sinn Féin, tradicionalmente nacionalista y de izquierdas.
Mary Lou McDonald, presidenta del Sinn Féin y candidata en Dublín Central, busca equilibrar el mensaje progresista de su partido con el descontento de su base obrera. Según Gail McElroy, politóloga del Trinity College, “el Sinn Féin es socialista y abierto a la acogida de refugiados, pero muchos de sus votantes priorizan a los irlandeses vulnerables sobre los extranjeros, lo que ha generado tensiones internas”.
Superávit económico con retos sociales
El superávit económico irlandés, impulsado por ingresos extraordinarios como los 14.000 millones de euros pagados por Apple tras un fallo judicial europeo, ha permitido al Gobierno lanzar medidas populistas, como rebajas fiscales. Sin embargo, esto no ha paliado la desigualdad ni el aumento de los precios básicos.
Paschal Donohoe, candidato del Fine Gael en Dublín Central y exministro de Gasto Público, se ha convertido en una figura clave de la coalición gubernamental con el Fianna Fáil. A pesar de esto, las encuestas reflejan un empate técnico del 20 % entre los tres principales partidos, dejando abiertas múltiples posibilidades para la formación de Gobierno.
Una elección incierta
Theresa Reidy, politóloga del University College de Cork, advierte que aunque la coalición actual tiene ventaja, el rechazo a pactar con el Sinn Féin complica el panorama político. “Es probable que Fine Gael y Fianna Fáil revaliden su alianza, pero el fragmentado mapa electoral irlandés podría deparar sorpresas”, señala.
Mientras los votantes de Dublín Central acuden a las urnas, este distrito no solo decidirá cuatro escaños, sino que también será un reflejo de las aspiraciones y tensiones de toda Irlanda en un momento crítico para su futuro.