El 1 de octubre de 2017 marcó el inicio de una debacle empresarial en Cataluña, con la salida masiva de empresas tras la tensión política derivada del referéndum ilegal. Hasta 1.863 compañías abandonaron la región en 2017, incluyendo grandes nombres como Caixabank, Banco Sabadell, Gas Natural (Naturgy) y Bimbo. Este éxodo, motivado por la búsqueda de estabilidad jurídica y confianza de los mercados, dejó un impacto económico profundo en Cataluña.
Ahora, Salvador Illa, presidente de la Generalitat desde agosto de 2024, ha presentado un plan estratégico para revertir esta situación. El objetivo principal: atraer nuevamente a grandes corporaciones y consolidar a Cataluña como un polo empresarial competitivo en España.
El plan de Illa gira en torno a estabilidad política, reducción de la burocracia e incentivos fiscales. Su enfoque moderado y pragmático contrasta con los años de enfrentamiento político liderados por gobiernos independentistas. Empresarios que huyeron de Cataluña en 2017 afirman que el clima ha cambiado: «Ahora hay tranquilidad y confianza», asegura un directivo del Ibex.
- Estabilidad institucional:
Illa ha trabajado para restablecer la confianza institucional, evitando enfrentamientos con el gobierno central y colaborando activamente con el Rey y las comunidades autónomas. Este enfoque ha sido bien recibido por empresarios, quienes destacan que se están recuperando condiciones de seguridad jurídica. - Desburocratización:
Esta semana, Illa se reunió con el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, para abordar el proyecto ‘Régimen 20’, una iniciativa que busca eliminar trabas administrativas y reducir tiempos en trámites empresariales. Cataluña aspira a liderar la implementación de este modelo para consolidarse como un motor de crecimiento económico. - Incentivos fiscales:
Aunque Cataluña carece de un régimen fiscal especial como el del País Vasco, la Generalitat está trabajando con el gobierno central para encontrar fórmulas que beneficien a las empresas que decidan regresar. Una posible vía podría incluir bonificaciones fiscales para sectores estratégicos.
Cementos Molins ha sido la primera gran empresa en retornar a Cataluña desde 2017. Su decisión de reubicar su sede en Sant Vicenç dels Horts (Barcelona), tomada en septiembre del año pasado, ha sido vista como un indicio positivo del nuevo clima empresarial. Sin embargo, expertos advierten que se trata de un caso aislado y que el regreso de grandes compañías como Caixabank o Naturgy aún está lejos.
El gran desafío radica en que Cataluña no solo recupere empresas que se fueron, sino que también multiplique la creación de compañías medianas y grandes. Actualmente, el 94% de las empresas catalanas tienen menos de diez empleados. Según el conseller de Empresa i Treball, Miquel Sàmper, la Generalitat se ha propuesto ganar 1.500 empresas con más de 50 empleados para 2030.
La importancia del retorno de Sabadell
El retorno del Banco Sabadell a Cataluña tras la crisis empresarial desatada por el referéndum ilegal de independencia de 2017, marca un hito significativo para la estabilidad política y económica de la región. El banco, que trasladó su sede a Alicante durante el procés, justifica su retorno por razones empresariales y no por negociaciones con los gobiernos de Pedro Sánchez o Illa. Además, se enfrenta a una opa hostil de BBVA, lo que añade complejidad a su estrategia. Mientras tanto, CaixaBank, la mayor empresa catalana que también salió en 2017, mantiene firme su decisión de permanecer en Valencia, sin planes de retorno.
Illa celebró el anuncio de Sabadell como un avance hacia la normalidad y estabilidad jurídica en Cataluña, aunque reconoce que no todas las empresas seguirán ese ejemplo. Desde 2017, el saldo neto de empresas que han salido y vuelto a Cataluña sigue siendo negativo. La esperanza radica en que decisiones como la de Sabadell impulsen un cambio en esta tendencia. Sin embargo, el retorno masivo dependerá de factores individuales de cada compañía.
