En medio de crecientes preocupaciones sobre la violencia juvenil en Francia, varias ciudades están considerando la implementación de un toque de queda nocturno para adolescentes menores de 13 años. La propuesta restringiría la presencia de niños en las calles desde las 11 de la noche hasta las 6 de la mañana.
Los toques de queda para los jóvenes ya se habían utilizado puntualmente en el pasado para responder a situaciones de emergencia, por ejemplo durante los graves disturbios de los suburbios de París, en el 2005. Ahora, el ministro del Interior Gérald Darmanin ha decidido implantar esta medida, que ya está en vigor desde el lunes pasado, en Pointe-à-Pitre, la capital de Guadalpuge.
Mientras, otros ayuntamientos, como el de Niza, plantean adoptar el toque de queda a partir del próximo 1 de mayo. Desde el consorcio de esta ciudad, argumentan la medida es necesaria para proteger a los jóvenes de la creciente influencia de la delincuencia y de las drogas. El alcalde, Christian Estrosi, afirma que «las mafias utilizan las redes de menores para sus actividades ilícitas». Se lo está pensando asimismo el alcalde de Perpiñán, Louis Aliot, vicepresidente del Reagrupamiento Nacional, el partido de Le Pen.
Críticas a la medida
No todo el mundo está de acuerdo con la medida. Algunos padres han expresado su preocupación por el papel educativo que asume el Ayuntamiento al imponer restricciones sobre el horario de salida de sus hijos. «No me convence que el Ayuntamiento tome un rol educativo», señala uno de los residentes.
En general, los toques de queda juveniles en Francia han levantado polémica. Béziers probó la medida en el 2014 y fue anulada por el Consejo de Estado, pero Ménard asegura que la experiencia resultó positiva. El Código General de las Colectividades Territoriales (municipios) incluye un artículo que autoriza una ordenanza de toque de queda para garantizar “el buen orden, la seguridad y la salubridad públicas”. Aun así, su aplicación no gusta a todos y es recurrible.
En otras ciudades, como Cagnes-sur-Mer, donde el toque de queda ha estado en vigor durante más de dos décadas, los funcionarios municipales argumentan que la medida ha ayudado a concienciar a los padres sobre la importancia de supervisar las actividades nocturnas de sus hijos. «Esto indica que los padres han hecho lo necesario desde entonces», afirma Louis Nègre, alcalde de Cagnes-sur-Mer.