El quinto trabajo de Hércules, de repente, cambia el curso de su peripecia heroica. Ya no aparece como el matador de monstruos o el que conjura los peligros de los caminos, sino como una suerte de genial barrendero que acomete la tarea imposible de limpiar la escoria y los desperdicios que infectan un lugar altamente simbólico al oeste del Peloponeso. Se trata, por supuesto, de los establos del rey Augías, soberano de la Élide, una comarca del poniente de esta península griega.
En la Élide estaba el lugar clave del atletismo antiguo, el santuario de Olimpia, donde se celebraban los Juegos Olímpicos. En la misma comarca, la Élide, rica en leyendas, reinaba el legendario rey Augeas o Augías, que era hijo de Helios, el sol, del que recibió un legendario ganado. Es sabido por la Odisea de Homero que Helios era rico en rebaños y que además estos eran sagrados, como supieron por experiencia los malhadados compañeros de Ulises, que rompieron el tabú que las protegía y murieron por ello. También Augías, hijo del sol, tenía tantos rebaños que estos devastaron su país. Primero por comerse el pasto y segundo por su estiércol altamente nocivo. Los establos de Augías eran legendarios, pues, porque nunca habían sido limpiados y, además, estaban vigilados por 12 toros que defendían a los rebaños. Por eso, el primo de Hércules, el rey Euristeo, soberano de la Argólida, decidió encomendar al héroe esta tarea imposible –limpiar los establos en un solo día–, con el acuerdo del rey Augías.
Además de imposible, podría pensarse como algo humillante ver a un héroe griego de la categoría de Hércules limpiando estiércol, después de haber vencido a monstruos tan tremendos como la Hidra de Lerna. Sin embargo, Hércules logrará su cometido sin ensuciarse las manos gracias a su ingenio, desviando, los ríos de la región de la Élide, el Alceo y el Peneo –el primero desagua a lo largo de Olimpia en el Mar Jónico, y el segundo hace frontera entre Élide y Acaya– para que fueran a purificar directamente los establos de Augías en un solo día.
Limpiando el mundo
Pero, lejos de ser una labor humillante, limpiar de estiércol el mundo es también algo que deben hacer los héroes en diversos cuentos maravillosos y mitos de muchas latitudes. Pensemos en Blancanieves con la casa de los siete enanos o sus equivalentes rusas, como Vasilisa en la casa de Baba Yaga. Se trata de una acción purificadora del mundo extraordinario que tiene que acometer a que el que conoce por experiencia los dos lados de la frontera y está dotado de una dimensión especial y sobrehumana.
A veces es un pequeño héroe, el hermano pequeño de una familia, habitualmente despreciado o considerado inferior, pero que al final, con su ingenio, logrará la misión que parecía imposible. Nótese bien que aquí Hércules no es un héroe forzudo, aunque tenga su mérito desviar el curso de dos grandes ríos, sino más bien una especie de protoingeniero de canales que acomete está empresa formidable. Es curioso pensar en los inicios de la ciencia y la filosofía griega con la escuela milesia, cuando se dice que el famoso Tales, cabeza de esa escuela –aparte de sus teorías políticas, éticas y metafísicas en busca de los primeros principios que localizaban en el elemento húmedo– predijo un eclipse y, como el propio Hércules, fue capaz de desviar el curso del río Halis mediante la construcción de diques.
Al final del trabajo, el rey Augías le había prometido a Hércules como recompensa un diezmo de su ganado: no queriendo cumplir su promesa hubo una guerra en la que al final resultó derrocado, pasando el reino a manos de su hijo Fileo, que había sido exiliado por su padre. A esto cabe añadir que los griegos llamaban “el establo de Augías” a nuestra constelación de Capricornio, porque el sol parece que va a descansar con su carro de caballos a su establo durante el solsticio de invierno.
Como se ve, muchas veces el héroe es puro ingenio más que músculo. Esto se ve aquí en este quinto trabajo, que se contrapone con la imagen habitual de Hércules, otras veces concebido como símbolo de la pura fuerza bruta, como vemos en la misión del león de Nemea… Aquí más bien parece un héroe ingenioso a veces, que usa la inteligencia para limpiar el mundo de inmundicia.