En una verde colina situada en el valle del río Cerne, al norte de Dorchester, en Inglaterra, se encuentra una curiosa figura tallada en surcos sobre el terreno, rellenos con piedra de tiza, para que se pueda ver especialmente desde lejos y desde lo alto. Representa un enorme gigante, de unos 55 metros de estatura, que lleva en la mano derecha una gran maza y muestra su desnudez ostensible en su falo erecto. Es el llamado Gigante de Cerne Abbas, por el pueblo en el que se encuentra, y ha hecho verter ríos de tinta sobre su origen, que es muy disputado pero en todo caso anterior al siglo diecisiete o quizá de ese mismo siglo. Seguramente se trata de una representación del héroe griego Heracles, pero las investigaciones ven complicado situar su ejecución en la antigüedad y prefieren una datación más reciente, como muy pronto en la Edad Media. Modernas excavaciones, además, han encontrado restos de lo que llevaba en el brazo izquierdo y que parece un manto o quizá, con más propiedad, seguramente una pelliza de león. En este caso cabe decir más allá de toda duda que se trata de la iconografía característica de Hércules, con su clava y la piel del león de Nemea… pero ¿Qué sentido tiene este gigante tallado sobre el suelo para ser visto desde las alturas?
Junto a la cabeza de este Hércules británico de impresionante figura –una de las representaciones más descomunales de figuras mitológicas y sin duda la más grande de Hércules que podemos recordar– los arqueólogos han descubierto restos de una construcción que data de la edad de hierro, cuando las Islas Británicas eran frecuentadas por buscadores de metales de muy diversos lares. Pero seguramente esta figura sea mucho más moderna, como decimos, y se pueda situar en el propio siglo XVII como cuando empiezan a propagarse las noticias de su figura. Se ha dicho de todo en torno a la razón de ser de esta representación de Hércules. Para algunos es un antiguo vestigio de la cultura clásica en la isla, para otros se trata de una representación divina ligada a algún culto celta de la fertilidad: incluso se celebran reuniones atestiguadas en el folclore moderno en las fiestas de mayo para invocar a esta figura como protectora de los matrimonios o los embarazos. Pero nada sabemos a ciencia cierta sobre su origen. Hay algunos otros que han preferido leer esta una figura en clave humorística o paródica, que haría referencia a algún personaje local, un eclesiástico de vida disoluta de un monasterio cercano o incluso al propio Oliver Cromwell en la época de la Guerra Civil inglesa. El hecho de que la más temprana referencia a este gigante hercúleo sea 1649 apunta a la idea de que sea una ridiculización de Cromwell a quien parece ser que sus adversarios ridiculizaban como el “Hércules inglés”. En todo caso se ha puesto en duda también que una figura con este miembro descomunal fuera aceptable para la moral de esta época.
En todo caso es improbable que Hércules se usara para ridiculizar a alguien en ese contexto. Hay que recordar, finalmente, que la recepción del héroe Hércules en Gran Bretaña también fue muy temprana. Se usó para glorificar a varias figuras y fue especialmente asimilado a diversos gobernantes como los reyes Jacobo I, Carlos I y II, pero sobre todo, a finales del XVII, Guillermo III. Este rey aparece representado como Hércules en diversos lugares muy a menudo, como en medallas, tapices, estatuas y monedas. Como quiera que sea, este gigante –que también ejerció un influjo impresionante en la cultura popular– es una prueba palpable de la vigencia y el simbolismo de la figura de Hércules en la historia de Gran Bretaña.