Imagen: Una mujer escancia un ‘culín’ de sidra, una tradición que cumple más de 2.000 años. EFE
La cultura sidrera asturiana es ya patrimonio mundial inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). La candidatura española ha sido ratificada este miércoles en la 19 sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial que se celebra en la ciudad de Asunción, en Paraguay.
La decisión fue adoptada durante la decimonovena sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, que se celebra hasta el sábado en la ciudad paraguaya de Luque.
La cultura sidrera asturiana partía con el aval previo del informe técnico favorable que emitió el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), el órgano asesor de la Unesco, y las sensaciones a priori para obtener este reconocimiento eran buenas.
La Unesco reconoce así el valor de la cultura sidrera, sus prácticas sociales, rituales y festivas, así como de las tradiciones orales, paisajes culturales y oficios tradicionales. El anuncio se ha hecho público en torno a las seis y media de esta tarde y ha sido recibida con gran emoción entre la delegación asturiana y española.
“Hoy es un gran día para Asturias, para la cultura asturiana”, declaró ante los asistentes el secretario de Estado de Cultura de España, Jordi Martí Grau, quien formó parte de la delegación del país europeo junto a la consejera de Cultura, Política Lingüística y Deportes del Principado de Asturias, Vanessa Gutiérrez, y el embajador español ante la Unesco, Miquel Iceta.
“Mucho más que una bebida”
Martí aseguró que la sidra “es mucho más que una bebida”, es un “símbolo de una cultura”, “de una comunidad”. Por su parte, Gutiérrez destacó en su exposición a la sidra como una bebida “sociabilizadora” que ha marcado a las generaciones que trabajan en su producción y que explica “buena parte” de la historia de su pueblo y sus manifestaciones culturales desde la danza, la artesanía y la gastronomía. “Nuestra sidra, presentada con su característica botella, se sirve de forma comunitaria de un vaso sobre el que se escancia de una manera única y espectacular”, afirmó la consejera.
Agregó que la cultura de la sidra tiene su expresión en el asturiano, que consideró “una lengua minorizada tan grande que sirve para contar el mundo” y celebró la incorporación en la lista de Patrimonio como una muestra de la diversidad cultural española. “Ese símbolo e icono de Asturias ejemplifica la forma de ser de un pueblo que, al ofrecer su bebida más singular, se muestra como lo que ha sido a lo largo de la historia: inclusivo, solidario, igualitario e integrador”, refirió.