Hacia la luz de oriente
A pesar de la gran recuperación de Occidente tras la WW2 – política, económica y socialmente – las nuevas generaciones de europeos que habían nacido sin conocer los horrores de la guerra y sus consecuentes miserias, se habían cansado de una vida más que holgada de confort y riqueza con todas las necesidades básicas cubiertas. Y es que, lo que se estilaba en esta sociedad puramente capitalista, era una vida tan convencional cuyas emociones habían sido sustituidas por un asentamiento basado en la acumulación de riqueza material. Esta imposición de “la buena vida burguesa” suponía una rutina insoportable para estos jóvenes y es ahí donde nace la reacción; la contracultura de los hippies en el Reino Unido.
Así pues, desde uno de los países más ricos y poderosos del mundo, salió una hornada de jóvenes que cruzaban el Canal de la Mancha hacia el continente y más allá, pasando sobre todo por Ámsterdam. Desde entonces la capital holandesa sigue teniendo esa fama de urbe con libertad de sexo y drogas, puesto que los hippies buscaban la ruptura de las normas sociales y el encuentro con experiencias vitales y sensoriales más allá de lo consciente para desvincularse con lo burgués.
Y para ese viaje del interior no había mejor lugar en el mundo que Asia, el gran continente cuyas ancestrales culturas no habían sido devoradas por el desenfreno del capitalismo materialista y por la destrucción de toda experiencia premoderna. Pues es en oriente donde nace el sol, y es esa primigenia luz, pura, la que esperamos que nos ilumine y nos transforme. Por ende, desde las grandes ciudades europeas, la búsqueda de esas nuevas experiencias y exposición a la aventura empezaba por las preciosas islas de Grecia y la cosmopolita Estambul, cruce de culturas y del famoso encuentro en el Pudding shop. Desde aquí se podían cruzar kilómetros y kilómetros por tierras del Asia Oriental, países que hoy en día quedan inalcanzables como Irán, Afganistán o Pakistán. Esta ruta llegaba hasta la idealizada India, la tierra donde los mismísimos Beatles habían creado un sello musical. Bajo la espiritualidad eterna del Indostán, el camino se bifurcaba en otros horizontes como a la sagrada Varanasi o las altas cumbres del Himalaya repletas de plantaciones de marihuana o hachís; siendo al final el gran destino de la ruta. Un lugar que con muy poco podías dejar atrás lo mundano para abrazarte a lo sensorial, pues se priorizaba la duración de las experiencias que la comodidad.
La expansión: Banana Pancake Trail
No obstante la ruta hippie ya no existe, murió en 1979, con la revolución islámica de Irán y la invasión soviética sobre Afganistán dando comienzo al último conflicto de la Guerra Fría entre los dos bloques. Además, Nepal decidió cerrar sus pasos de montaña debido a los abusos que había supuesto el consumo desmedido de la droga y la mendicidad de aquellos viajeros que se habían quedado sin recursos por su falta de control.
Así fue que la tercera de las bifurcaciones que suponía la llegada a La India, la del sur hacia Goa y sus playas bañadas por el Océano Índico, permitió la creación de la gran ruta mochilera hasta la actualidad: el Banana Pancake Trail, el gran viaje a través del Sureste asiático. Esta ruta hace honor los múltiples puestos de comida callejera de panqueques de banana que abundan desde Tailandia hasta Filipinas, pasando por Vietnam, Camboya, Malasia o Indonesia. Más que una ruta definida en sí, es un concepto, puesto que quizás el Sureste asiático sea el destino exótico por antonomasia, una extensa región con una ingente cantidad de experiencias en post de playas paradisiacas, deliciosa comida autóctona, actividades de aventura, encuentros con naturaleza salvaje y yacimientos arqueológicos de civilizaciones históricas; y todo por un precio ridículamente bajo para los occidentales.
El origen de las famosas Lonely Planet
Fue precisamente la ruta hippie la cuna de la mayor editorial mundial de guías viajeras, las Lonely Planet que ayudan a viajeros independientes a inspirarse con todos los destinos del mundo en post de una experiencia total y suprema, auténtica. Pues el movimiento hippie y su legado, hizo que los viajeros occidentales se mezclasen con lo local, con su comida, su transporte y su vida cotidiana por conformarse con bajos presupuestos.
Por ende dos ingleses, el recién matrimonio Wheeler compuesto por Tony y Maureen, decidieron viajar en su luna de miel en una furgoneta camper desde Londres hasta Sidney a través del gigante asiático siguiendo la estela de la infraestructura hippie; cuya experiencia fue tan enriquecedora para su vida que decidieron plasmarlo en un diario a modo de guía.