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18 Apr 2025
18 Apr 2025
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Los castigos eternos de la mitología

Desafiar a los dioses tiene un precio muy alto a pagar desembocando en infinitos y crueles tormentos

Representación de Aracne, transformada en araña como castigo a su orgullo

En la mitología clásica, hallamos numerosas atrocidades cometidas por toda clase de individuos. Sin embargo, aquellos crímenes que desobedecen a las autoridades supracelestes conllevan las más duras reprimendas.

Condenas gigantescas (o titánicas)

Alóadas. Dos gigantes gemelos (Oto y Efialtes), hijos de Ifimedia (esposa de Aloeo y, de ahí, el nombre) y Poseidón, intentaron apilar el monte Osa sobre el Pelión para alcanzar el cielo y derrocar a Zeus. Antes de que completaran este plan, los dioses intervinieron. Según una variante del mito, Artemisa adoptó la forma de un ciervo y se interpuso entre los dos gigantes mientras cazaban. Entonces, ellos lanzaron sus flechas al mismo tiempo, fallaron y se mataron mutuamente. Además, les condenaron a estar atados con serpientes espalda con espalda a una columna en el Tártaro (parte muy profunda del Inframundo y el lugar de castigo de los seres más terribles).

– Ticio. Era otro gigante, hijo de Gea, que intentó violar a Leto, la madre de Apolo y Artemisa. Sus hijos, enfurecidos, lo mataron y fue castigado en el Tártaro. Allí debía permanecer acostado sobre el suelo, con dos buitres o serpientes devorando continuamente su hígado, que se regeneraba cada día.Prometeo. Fue un titán, hermano de Epimeteo, el cual se encargó de robar el fuego sagrado de los dioses para dárselo a los humanos, un acto que ayudó a nuestra civilización, pero que irritó considerablemente a Zeus. Por ello, este ordenó que Prometeo estuviera encadenado a una roca en el Cáucaso, donde cada día un águila (o buitre) le devoraba su hígado, que se renovaba durante la noche. Finalmente, Heracles o Hércules, como parte de sus doce trabajos, mató al ave y liberó a Prometeo.

Atlas. Se trataba de otro titán, hijo de Jápeto y de la oceánide Clímene. Durante la Titanomaquia, luchó del lado de los Titanes contra los dioses olímpicos y, al ser derrotados por estos últimos, Atlas tuvo que cargar con el peso del cielo sobre sus espaldas.

Humanos condenados para toda la vida

-Ixión. Este rey de Tesalia fue acogido en una cena de los dioses, ya que Zeus le perdonó por haber matado a su suegro Deyoneo. No obstante, se enamoró y sedujo a Hera, la esposa de Zeus. Así pues, el dios del rayo para probar su lealtad creó una nube con la forma de Hera llamada Néfele, con la que Ixión se unió. Por su atrevimiento y traición, Zeus lo expulsó del Olimpo y lo condenó en el Tártaro a estar atado con serpientes a una rueda de fuego que giraba sin parar.

Pirítoo. El hijo de Ixión continuó el fatal sino de su padre, puesto que intentó raptar a Perséfone, la esposa de Hades, para casarse con ella. Para esta empresa, marchó con su amigo Teseo, pero los dos fueron capturados por Hades. Mientras que Teseo fue liberado más tarde, Pirítoo no corrió la misma suerte y su sufrimiento consistía en estar sentado en una silla que lo mantenía inmóvil, incapaz de escapar.

– Sísifo. Este rey de Corinto hizo numerosas transgresiones, por ejemplo, desafió a Tánatos (la Muerte) aprisionándole, lo que impidió que las almas de los muertos descendieran al Inframundo. Por tanto, Zeus decidió que Sísifo empujara una enorme roca hasta la cima de una montaña y, cuando estaba a punto de alcanzar la cima, la roca rodaba hacia abajo, obligándolo a empezar de nuevo.

– Tántalo. Fue rey de Frigia e hijo de Zeus y la oceánide Pluto. Con mucha curiosidad de saber lo que comían los dioses, mató y cocinó a su propio hijo Pélope. Empero, las divinidades lo descubrieron y lo castigaron rodeado de agua hasta el cuello y bajo un árbol con frutos, de manera que cada vez que pretendía beber o comer, se retiraban.

– Aracne. Era una joven que tenía una enorme habilidad en el arte de tejer, incluso, se atrevió a desafiar a la diosa Atenea por poseer la misma capacidad. Atenea aceptó el reto, donde ambas tejieron tapices impresionantes. El resultado de Aracne fue perfecto, aunque representó una temática poco agraciada: los pecados y debilidades de las divinidades. Por consiguiente, la diosa la transformó en una araña, tejiendo para siempre.

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