El comediógrafo griego Aristófanes ofrece numerosos temas en sus obras como la ansia de paz, la crítica literaria y filosófica, la fantasía… Entre ellas, destacan Lisístrata y Las asambleístas por aportar una perspectiva innovadora para su época, presentando a las mujeres como protagonistas y explorando el intercambio de roles de género.
La revolución sexual
Lisístrata, literalmente «la que disuelve el ejército», trata del deseo de paz por parte de las mujeres en el contexto de la Guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta.
Nuestra protagonista, Lisístrata, es una mujer ateniense que está cansada de la interminable guerra entre las polis griegas. Entonces, decide convocar en una asamblea secreta a mujeres de Atenas, Esparta y otras ciudades para llevar a cabo un plan revolucionario: una huelga sexual. Por eso, su idea es que, al privar a los hombres de relaciones sexuales, ellos deberán negociar la paz.
Aunque al principio algunas mujeres dudan y muestran resistencia, especialmente por su deseo de continuar con sus vidas amorosas, todas aceptan unirse al juramento. Para reforzar su protesta, deciden ocupar la Acrópolis, donde se guarda el tesoro público necesario para financiar la guerra, ejerciendo, así, una presión doble sobre los hombres.
Mientras las mujeres se mantienen firmes en su postura, los hombres sufren los efectos de la huelga sexual, lo que da lugar a escenas cómicas de desesperación en su intento por persuadirlas de que abandonen la protesta.
Finalmente, el plan de Lisístrata triunfa y los hombres, llenos de impotencia sexual, acceden a negociar. La obra concluye con un tratado de paz entre Atenas y Esparta, seguido de una celebración en la que hombres y mujeres se reconcilian y festejan juntos.
Un gobierno de mujeres
Las asambleístas o La asamblea de mujeres consiste en el establecimiento de un nuevo régimen comandado por mujeres.
La obra comienza con Praxágora, una mujer ateniense, quien organiza un plan audaz para resolver los problemas de Atenas. En este contexto de crisis política y social, Praxágora propone que las mujeres tomen el control de la ciudad, argumentando que pueden gobernar mejor que los hombres, quienes han llevado la polis al caos con sus conflictos y corrupción.
Luego, Praxágora y sus compañeras se disfrazan de hombres y asisten a la Asamblea, donde logran convencer a los ciudadanos de implementar un sistema político radical: un régimen comunal en el que todo se comparte (alimentos, riquezas y parejas), incluyendo reglas cómicas como priorizar a los ancianos sobre los jóvenes en cuestiones amorosas. A modo de curiosidad, en los versos 1169-1175 está la palabra más larga conocida en la literatura, que es el nombre de un plato culinario muy exquisito:
lopadotemajoselajogaleokranioleipsanodrimipotrimmatosilfiokarabomelitokatakejimenokijlepikossifofatoperisteralektrionoptekefaliokinklopeleiolagoiosiraiobafetraganopterigón.
En definitiva, Aristófanes critica la situación política y social del momento con elementos humorísticos e innovadores como el matriarcado, incidiendo en el mensaje de la importancia de la paz en circunstancias tumultuosas.