Se acaba de publicar un novedoso y llamativo libro en nuestra lengua centrado en lo que todos conocemos hoy como “Fuerzas de Defensa de Israel” (IDF, en inglés – Tzahal, en hebreo). De la mano del historiador Julio Sandoval Márquez nos adentramos en un objeto de estudio muy desconocido en Occidente: la orgánica y funcionamiento social del ejército encargado de la defensa del Estado de Israel, incluso antes de su existencia en los años 20 y 30. A través de grupos juveniles, organizaciones de autodefensa judías y asociaciones políticas, irá tomando forma, poco a poco, llegando a constituirse como la decimoquinta institución militar más poderosa a nivel mundial según el GFP de 2025 (Global Firepower Index).
Así, con el objeto de solventar el gran desconocimiento español en materias de “cultura, religión, tradiciones y desarrollo militar” de la historia de Oriente Medio, Julio Sandoval procede al estudio de la sociología militar israelí (etnias y grupos), las diferentes acciones bélicas, sus instituciones e historia, unidades y cuerpos de seguridad, etc. Además, el libro Breve historia del Ejército israelí. Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) viene prologado por el Dr. Alberto Guerrero Martín, experto en geopolítica e historia militar, lo que solo puede significar que este trabajo denota calidad académica: un estudio objetivo, serio y riguroso fuera de cualquier posible politización.
Los judíos se defienden
A finales del siglo XIX y con el Primer Congreso Sionista ya establecido (1897), las migraciones a Israel no eran inusuales. Las persecuciones en la rusia zarista (los pogromos), las palizas en ciudades europeas y el menosprecio de los judíos entre el funcionariado público (destaca notablemente el caso del militar francés Alfred Dreyfus en la década de 1890) estaban al orden del día.
El hartazgo de las comunidades más secularizadas era latente en Europa, y los grupos juveniles tales como el Hashomer Hatzair (“los jóvenes que guardan” o “la joven guardia”, en hebreo) y el Hashomer (“el que guarda” o “el vigilante”, la vertiente militarizada) procedieron a la organización de grupos de autodefensa judía, ya sea cívica o paramilitar en la Palestina otomana. Si bien este tipo de movimientos, los militarizados por lo menos, no eran nuevos, véase las milicias judeo-polacas en los años 30 del siglo XIX o las patrullas judías en el Surinam del Antiguo Régimen, sí lo eran en el plano político ya que, como es evidente, muchos de ellos abogaban por la creación de un Estado judío.
De milicianos a militares profesionales
El Hashomer se dedicó a la defensa de los primeros campos de cultivo y asentamientos judíos, aunque antes en 1907 se fundaría el grupo Bar-Giora para un cometido muy similar. A pesar de lo que se puede leer en otras fuentes más políticas, los miembros de estas unidades llegaron a tener cierto tipo de colaboración y contacto con los árabes locales y los circasianos, hasta tal punto que su estética era muy similar.
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial los residentes judíos en Palestina formaron dos legiones militarizadas, una pro otomana y otra a favor de los británicos, estos últimos incluso dispusieron de un servicio de espionaje apodado “NILI”. Tras la Gran Guerra los veteranos del Hashomer, testigos de varios pogromos encabezados por los musulmanes de la zona, fundaron en 1920 el primer cimiento del IDF: la Haganá (“la defensa”). Este nuevo organismo se dedicó a la protección de los poblados y los “kibutzim” (cooperativas agrícolas), ayudó a varios judíos a llegar a la tierra prometida y en contadas ocasiones ejercieron de intermediarios con la nueva autoridad británica, a pesar de que la propia Haganá era perseguida. Así lo explica el historiador Julio Sandoval: “los ingleses… vieron a la Haganá como una organización secreta y objeto de persecución; sin embargo, también se destacó la escasez de fuerzas británicas. Ante un ejército cada vez más armado y organizado… las autoridades británicas entablaron negociaciones”.
En respuesta a esta crisis, tiempo después en los años 30, el Gobierno británico establece unidades policiales judías para mantener el orden y el control, pues debían hacer frente a dos grandes problemas: los conflictos árabe-judíos y el movimiento nacionalista e independista judío. Para escapar de este control se fundará el segundo pilar troncal de las futuras Fuerzas de Defensa de Israel: el Palmaj. Junto a la también nueva sección Shai y los comandos de élite, se pudieron desarrollar más operaciones en contra del dominio colonial y en pro de las poblaciones judías en Palestina.
También merece especial atención la reflexión del investigador Antonio Bernardo Espinosa Ramírez sobre este suceso: “el Palmaj y la Haganá colaborarán con el Ejército británico, en el kibutz (las ya citadas cooperativas agrícolas) tendrán su entrenamiento y saldrá una buena parte de sus miembros (y de la futura élite militar y política del Estado de Israel)”.
Con el auge del fascismo en Europa y la Segunda Guerra Mundial se fundaron unidades judías auxiliares en el Ejército británico, destinadas en el corredor sirio-palestino y Egipto. Destacarán especialmente los informantes-espías y paracaidistas de la talla de Shaike Dan o Hannah Szenes, y la Jewish Brigade Group.
Revisionistas y paramilitares, conflictos internos en la creación de un proyecto común y el primer Tzahal
Tras el atroz Holocausto y el conflicto bélico fueron muchos los grupos juveniles que se organizaron en bandas armadas, nada afines al Palmaj o a la Haganá en cuanto al modo de proceder se refiere. Leji e Irgún serían los más radicales, destacando especialmente el Irgún con el atentando del 22 de julio de 1946 en el hotel King David, en las colinas de Jerusalén.
Aunque el Irgún y el Leji aún pudieron organizarse para atacar el cuartel de la policía de la ciudad de Haifa (centro portuario principal del actual Israel), fueron completamente incapaces de llegar a un acuerdo lógico con la Haganá, que en esos momentos abogaba por un menor belicismo y concentrar sus esfuerzos en los supervivientes de la Shoá (el Holocausto).
En este contexto la Asamblea General de las Naciones Unidas, ante la clara incapacidad de las autoridades británicas y sus intenciones de retirada del territorio, formuló en 1947 su famosa resolución de dos estados bajo una misma unión económica. Es interesante destacar que el previsible vacío de orden público llevó, ya en 1946, a David Ben Gurión a la instauración del “Ministerio de Defensa de la Agencia Judía… Él mismo ocuparía el cargo de ministro de Defensa (subraya Julio Sandoval en su trabajo) y se apoyaría en Yaakov Dori como jefe del Estado Mayor e Yisrael Galili, veterano de la Haganá y representante de los kibutz, como jefe de Cuarteles de la Haganá”.
Hacia las navidades de 1947 los disturbios y los combates entre los poblados árabes y los judíos fueron en aumento. Los sucesivos enfrentamientos a una mayor escala y lo que se conoce historiográficamente como la Guerra de la Independencia o Guerra árabe-israelí de 1948 supusieron, en palabras del historiador Julio Sandoval, “el bautismo de fuego de las jóvenes Fuerzas de Defensa de Israel. Las FDI hicieron un gran esfuerzo en lo que se refiere a reclutamiento, adiestramiento y adaptación a la contienda frente a ejércitos más especializados”.
En mayo de 1948 David Ben Gurión lee el documento de Declaración de independencia de Israel, tras lo que entre los días 26 y 27 del mismo mes la unión de los grupos no-terroristas (y que chocaban directamente con la Haganá) dará lugar al Tzahal, es decir, “se disolverán las Fuerzas de Resistencia y se crearán las FDI” oficialmente.