Una goleada por donde se la mire. En el resultado, por supuesto, porque el 4 a 0 que anuncia el marcador no puede engañar a nadie. En lo táctico. Hans Flick le ganó la pulseada a Carlo Ancelotti, con esa famosa defensa adelantada que dejó ¡12 veces! fuera de juego a los de blanco. Y también en el juego y en el despliegue físico, donde el Barça demostró estar varios cuerpos por delante de su rival. El conjunto culé dejó el Santiago Bernabéu con mucho más que tres puntos en el bolsillo. Se ha ido con la certeza de ser un verdadero equipazo. Cualquier objetivo que se proponga, es alcanzable.
De todas formas, no fue un trámite sencillo el que debió afrontar el equipo de Flick. La primera mitad bien podría haber acabado con algún tanto merengue de no ser por la ‘ansiedad’ de Mbappé para romper líneas o la falta de puntería de Vini, quien tuvo en sus pies una de las ocasiones más claras, pero acabó errando de cara a Peña cuando Bellingham y Kylian le pedían el pase desesperadamente. Mención aparte para el francés, la gran víctima de la disciplina táctica de la defensa culé. En media hora ya había caído seis veces en la trampa, incluida una jugada con gol que el VAR debió anular.
Barcelona también gozó de oportunidades, sobre todo Lamine con un mano a mano frente a Lunin en el cual se apresuró para definir por la presión de Mendy. Pudo ser de Pedri más tarde con un fuerte derechazo que tapó el reemplazante de Courtois o de Fermín tras ese rebote, pero Militao se lo negó. Contra toda apuesta, al descanso se fueron sin romper el cero.
Baile azulgrana
Flick metió mano para el inicio del complemento con el ingreso de De Jong en lugar de Fermín y soltando a Pedri unos metros. El cambio surtió efecto rápidamente porque antes de los 10′, Casadó desde el centro del campo dejó solo a Lewandowski y el polaco, con todo su oficio, definió desde la puerta del área bajo contra un poste ante el achique de Lunin.
Si el primer tanto silenció al Bernabéu, el segundo lo dejó helado. Dos minutos más tarde, Baldé centró para Robert, este se suspendió en el aire y con un tremendo cabezazo le cambió el palo al portero para sellar el 2 a 0. Incredulidad absoluta entre los merengues, jugadores y aficionados. Con más de media hora de partido por delante, debían reaccionar.
Casi lo logran a través de Mbappé. Primero con un débil remate en su típica jugada desde izquierda a derecha. También con un mano a mano en el que Peña le ha sabido quitar las opciones de gran manera. A los 66′, con un nuevo tanto anulado por offside. Y después de que Lewandowski perdonara el K.O. abajo del arco tras pase de Raphinha, KM9 devolvió gentilezas con otra floja definición tras una gran asistencia de Modric.
Allí se acabó de despedir el Madrid del partido. Porque a los 77′, Raphinha tocó para Lamine y el joven chaval anotó su primer tanto en el Clásico con un derechazo que nadie esperaba, ni el propio Lunin. Y porque a a falta de 5′ para el final, el brasileño se comió a Lucas y ante la salida del ucraniano, definió con un sombrerito que va derechito al compilado de grandes goles de este derbi.
Así se terminó de decorar una victoria histórica que reflejó como nunca las realidades de estos dos gigantes. Una que también abre interrogantes. De lado perdedor, ¿cómo reaccionará al golpazo? ¿Hasta dónde llegarán las consecuencias de esta caída? Y del ganador, ¿ahora quién lo detiene?