Pasan las horas, pero lo que no pasa es la bronca del Atleti. Jugadores, cuerpo técnico y directivos se han quedado fijados en el insólito penalti que el árbitro italiano Marco Guida le concedió a Lille con el encuentro igualado 1-1 y a falta de 15 minutos para el final. Jonathan David cambió la pena por gol y minutos más tarde también selló el tercer tanto para darle al conjunto francés un gran triunfo en el Metropolitano. Uno que posiblemente no se hubiera dado sin esa ‘ayuda’ arbitral.
Allí radica el enorme enojo de los colchoneros. Por lo importante que fue la acción para el partido, por la controvertida explicación del juez y por la inexistente intervención del VAR ante una jugada que, sin lugar a dudas, debió haber sido revisada. Según los jugadores, Guida afirmó que había mano de Koke. Sin embargo, las imágenes muestran claramente que fue André, jugador del Lille, y no Koke, quien tocó el balón con la mano.
«Nos dijo que estaban comprobando la mano, pero al final no sé qué pitó. Nos ha perjudicado, pero no podemos quejarnos porque también tuvimos ocasiones para ganar el partido», aseguró Jan Oblak.
Diego Simeone se manifestó al respecto: “No fue penal. Cobró lo que se imaginó, pero no pasó lo que se imaginó. No lo vio él y tampoco lo vieron los que le ayudan en el VAR”.
“Es el 1-2, una jugada decisiva, pero no le importa a nadie. Al árbitro no le van a hacer nada, y al del VAR tampoco. Primero dijo el árbitro que fue mano, luego que hubo algo de Koke. Nadie lo entiende”, agregó el Cholo.
Atlético busca explicaciones
En este contexto, el club colchonero ha presentado una queja formal ante la UEFA con el objetivo de que al menos alguien explique qué fue lo que llevó a Guida a pitar penalti y al VAR a ni siquiera aparecer. Dan por sentado que nada cambiará el resultado del partido, pero quieren encontrar algo de transparencia en esta enorme polémica.
Pocas veces se ha visto semejante unanimidad por parte de la comunidad arbitral, los medios y las redes sociales sobre una jugada. Y allí radica la indignación rojiblanca. Por más que la busquen, difícilmente haya una explicación que los deje satisfechos. En una competición como la Champions League, la más prestigiosa del mundo a nivel clubes, es imperdonable.