Botafogo viajó a Buenos Aires a saldar cuentas con su historia. El equipo Artur Jorge quería dejar de ser el único club dentro del G-12 (los doce más populares de Brasil) sin una Copa Libertadores en su vitrina y alcanzó su objetivo en una jornada inolvidable. Más de 30.000 aficionados presentes en el Estadio Monumental y otros tantos millones en Río de Janeiro gritaron «campeão» de América por primera vez. Una inmejorable forma de celebrar los 120 años de vida de uno de las instituciones más emblemáticas del país.
El cuento acabó con un final feliz, pero bien pudo tener otro desenlace luego de la roja a Gregore cuando todavía no se jugaba el primer minuto de juego. El mediocampista protagonizó la expulsión más rápida en una final de Copa Libertadores con una brutal patada en la cabeza de Fausto Vera, cambiando por completo la planificación del encuentro.
El Atlético Mineiro de Gaby Milito asumió el manejo del balón, aunque solo pudo incomodar al portero John con un remate de media distancia del inoxidable Hulk. Botafogo, ordenado y disciplinado en la marca, no sufría pese a su inferioridad numérica ante un rival excesivamente previsible. Y en la primera que tuvo, facturó. El ex-Betis Luiz Henrique sacó máximo provecho a un rebote en el área para anotar el 1 a 0 cuando faltaban 10 minutos para el final de la primera mitad.
Lejos de despabilarse, el gol en contra profundizó el desconcierto galo. Antes del descanso, una distracción de Guilherme Arana le permitió a Luis Henrique anticipar la salida del portero Everson, quien no pudo evitar el contacto. El árbitro argentino Facundo Tello ignoró el penalti en primera instancia, pero corrigió su decisión a instancias del VAR. El ex-sevillano Alex Telles se encargó de cambiarlo por gol. Botafogo comenzaba a sentirse campeón.
Mineiro se acerca, Botafogo lo liquida
Milito saltó al segundo tiempo con tres modificaciones y un cambio táctico que inmediatamente surtieron efecto. A los 2′ de iniciada la segunda parte, el ingresado Eduardo Vargas cabeceó en soledad un córner de Hulk, sellando el 1-2 que metía en partido a los suyos.
Sin embargo, pese al envión del descuento, el Fogao seguía sintiéndose cómodo dentro del campo. Aún con un hombre menos. Mineiro mantenía sus dificultades a la hora de profundizar y solo generó riesgo en dos ocasiones, ambas en los pies de Vargas. El chileno no estuvo preciso y Botafogo, ya casi en el final del encuentro, liquidó cualquier ilusión de su rival.
Junior Santos, con una magistral jugada en el minuto 97, fue el responsable del 3 a 1 definitivo y del desahogo de los hinchas cariocas, impacientes por festejar el tan ansiado título. Botafogo, con total y absoluta justicia, era el nuevo campeón de América.