Real Madrid irá con ventaja al encuentro de vuelta en el Metropolitano. Y no es poca cosa. Porque en la ida disputada en el Bernabéu, al equipo de Ancelotti no le sobró nada. El Atlético fue superior en gran parte del partido, pero no le alcanzó. Dos genialidades, una de Rodrygo y otra de Brahim, fueron más que la de Julián Álvarez y les permitieron a los merengues ser los favoritos para avanzar a cuartos, aún con la mitad de la serie por jugarse.
Un extraordinario pase de Federico Valverde y una definición aún mejor de Rodrygo, cortando desde izquierda a derecha y rematando al segundo palo de Oblak, pusieron adelante al Madrid antes de llegar a los cinco minutos. Un golpe al mentón de la visita, que sufrió por el costado de Javi Galán y que casi ve como Vini estampa el segundo. Sin embargo, coco a poco fue haciendo pie y hasta animándose a ir en busca del empate. Valverde se lo impidió a Lino en la más clara de esa parte del primer tiempo.

La comodidad con la que jugaba el Madrid desapareció a los 32′. Julián Álvarez le peleó el balón a Camavinga y cuando logró acomodarse de frente a la portería, sacó un derechazo impecable. Beso a la madera y destino de red. La Araña volvía a decir presente en un partido grande. Su crecimiento es asombroso y su techo, aún desconocido.
Comenzó otro partido, con el Atlético en control del balón y de las situaciones. Así concluyó la primera mitad. Y también inició la segunda. De Paul era el rey del mediocampo y contó con la más clara en ese arranque, pero un mal control le impidió anotar. Y perdonar al Madrid es pecado. Mucho más en Champions. El que no perdonó fue Brahim. En el primer avance serio de los blancos, dejó estropeado a Giménez y acomodó el balón bien lejos de la estirada de Oblak. Sin merecerlo, el dueño de casa volvía a estar delante.

Con el resultado a favor, Ancelotti decidió el ingreso de Modric y con él en campo, el Madrid fue otro. Mejor. El control volvió a ser blanco de la mano del croata, quien a puro toque fue limando al Atlético. Los cambios de Simeone no surtieron el efecto deseado y así llegó el final del encuentro, donde Mbappé, de floja actuación, merodeó un tercer tanto que hubiera sido demoledor.
El miércoles 12 se volverán a ver las caras. El Aleti, con la obligación de vencer. El Madrid, sabiendo que tiene todas las de ganar, pero también que enfrente estará un rival que no deja de creer y que en su casa se hace más fuerte.
