Monumental por donde se lo mire. Sin ceder un solo set, sin dar ni siquiera la chance de un break. Haciendo gala de un servicio letal y de un juego que encuentra las respuestas a cualquier dificultad que se presenta. Sin rastros de las molestias físicas que encendieron las alarmas menos de una semana atrás. Así, Jannik Sinner le ganó por 6-3, 7-6 (4) y 6-3 a Alexander Zverev en dos horas y 42 minutos para proclamarse campeón del Australian Open por segundo año consecutivo.
Tercer título de Grand Slam con solo 23 años para Jannik, quien ahora supera a su compatriota Nicola Pietrangeli como el italiano más ganador de grandes torneos. Afianzado como nunca en lo más alto del ranking ATP, con 21 partidos consecutivos sin derrotas en el circuito y 36 victorias en sus últimos 37 partidos. Inquebrantable.
El nacido en San Candido no conoce de derrotas a la hora de definir torneos de Grand Slam, una condición completamente opuesta a la de Zverev, quien con su caída en Melbourne suma su tercer decepción en finales tras lo sucedido en el US Open de 2020 ante Dominic Thiem y en Roland Garros 2024 contra Carlos Alcaraz.
«Lo seguiré intentando, no quiero ser el mejor jugador que nunca ganó una final de ‘Grand Slam», aseguró Sascha luego de una nueva frustración. De todas formas, no dejó de reconocer lo hecho por el campeón: «Yo he sacado mejor que él. Pero en lo demás él es mejor que yo y por eso ha ganado y por eso es el número 1. Está en otro universo con respecto a los demás en pista dura«.

Un premio millonario
Sinner se va de Australia con un botín de 3.150.000 dólares australianos, es decir, unos 2.100.000 euros. Nada mal para sumar a una bolsa en la que ya casi acumula 40 millones de euros a lo largo de su carrera, aunque un premio considerablemente menor si se lo compara con lo recibido en el último US Open (3,1 millones) o en el ATP Finals (4,6 millones).
Zverev, por su parte, se alzó con 1.150.000 euros por haber alcanzado la final.