Una semana después de sellar su cuarto título consecutivo de la Fórmula 1, Max Verstappen volvió a hacer gala de todas sus destrezas en un Gran Premio de Qatar accidentado e imprevisible. Tras la penalización que le quitó la pole position en la largada, el neerlandés sobrepasó a George Russell en la primera curva y dominó de punta a punta para quedarse con su 9º trofeo de la temporada.
En un circuito donde los adelantamientos no son moneda corriente, su disciplina, talento y regularidad a lo largo de las 57 vueltas fueron determinantes en la victoria. A diferencia de sus competidores, no cometió errores en el manejo y aguantó los embates de sus principales, entre ellos Lando Norris.
El piloto inglés, tal como sucedió en Brasil, repitió equivocaciones y no dio la talla. La más grave de ellas le costó 10 segundos por no reducir lo suficiente la velocidad con un ‘safety car’ en pista. Tras pagar la penalidad, se encontró en el puesto 14º y acabó remontando hasta el 10º. Una falla demasiado importante para un piloto que aspira a ser campeón del mundo.
Y si hubo alguien que aprovechó la caída de Norris, ese fue Charles Leclerc. El monegasco pescó un 2º puesto inimaginable al comenzar la carrera, que junto con el 6º lugar de su compañero Carlos Sainz, dejaron a Ferrari a solo 21 puntos de McLaren en el campeonato de constructores. Todo quedó abierto en una definición que tendrá lugar en la última jornada del campeonato, el próximo domingo en Abu Dhabi.
Alonso, 7º
Una brillante estrategia por parte de Aston Martin le permitió al asturiano cruzar la bandera a cuadros en el séptimo lugar luego de haber llegado a estar 12º en las primeras vueltas. Alonso ingresó dos veces a boxes en uno de los ‘safety car, primero para colocar neumáticos duros y luego regresar al componente medio. La maniobra le permitió ganar lugares una vez reanudada la carrera y alcanzar una posición que no lograba desde Bakú, donde fue 6º.