Un año después de los atentados terroristas del 7-O Israel sigue asolado por las consecuencias políticas de los mismos. Por ello, en el día de hoy, traemos los datos (políticos) que han dejado la guerra en un país judío pero con una gran minoría árabe.
El atentado un año después
En relación a los atentados terroristas del día 7-O una inmensa mayoría de los encuestados participará/verá las ceremonias de homenaje. Este dato de participación es especialmente alto entre la población judía, la cual en algunos casos acudirá incluso a la frontera.
Si miramos el lado musulmán nos encontramos con que la inmensa mayoría de estos o no harán nada o no saben si harán algo en conmemoración del 7-O. Estos datos chocan de lleno con su contraparte judía, aunque apenas modifican el total, los cuales, a pesar de sus dudas, sí que tienden a participar de los homenajes.
¿Mejorará la situación del país en el próximo año?
Con respecto a la mejoría, o no, de su situación en el país pasa exactamente lo mismo. Mientras que la población judía tiende a creer que la situación mejorará, la minoría árabe considera que hará lo opuesto.
Qué dicen las encuestas
A día de hoy, el Likud de Netanyahu sería primera fuerza. No obstante, difícilmente podría gobernar. Y es que no solo Likud se deja 7 escaños sino que, el resto de su bloque pierde otros 12 escaños en favor de la oposición. Entre estas pérdidas destacan las del Partido Sionista Religioso y las de la Derecha Unida ambos partidos, con 7 y 4 escaños, respectivamente, en la actualidad, pasarían a ser extraparlamentarios.
Por su parte, en la oposición, destaca la enorme subida del centro-derechista “Unidad Nacional” propulsado por la debacle de la coalición conservadora y de los movimientos del voto dentro del propio bloque opositor. De esta manera, el centrista, Yesh Atid se dejaría 9 diputados. En el lado de la izquierda cabe destacar la subida de los laboristas, integrados ahora en la coalición “The Democrats”.
En síntesis, la población israelí, a pesar de que Likud esté en máximos históricos desde que empezó el conflicto, sigue sin perdonar los errores de 7 de octubre. A esto se le suma una penalización a los socios más radicales de Netanyahu los cuales no son deseables en tiempos de conflicto. Esta situación es la que sin duda ha dado alas a partidos centristas y pragmáticos en una sociedad que, en esencia, sigue siendo conservadora.
