Si existe un género que ha reinado en el siglo XXI entre el público más joven, que ha marcado tendencia y sigue siendo un fenómeno cultural con mucho por ofrecer, ese es, sin duda, el de los superhéroes, o más específicamente, las adaptaciones de cómics. Marvel Studios ha conseguido construir un universo que, a pesar de sus altibajos y algunas películas mediocres, ha logrado conectar con la audiencia como pocas franquicias lo han hecho. Ese nivel de conexión es un logro indiscutible.
En el caso de DC, la historia ha sido diferente. Aunque ha lanzado películas destacables, muchas de ellas más independientes, el futuro promete gracias al universo que está diseñando James Gunn, que comenzará con Superman y busca ofrecer producciones de alto nivel. Por otro lado, el universo de Matt Reeves, con The Batman y The Penguin, ha demostrado que es posible crear películas de superhéroes con altísima calidad cinematográfica.
Sony, por su parte, no ha querido quedarse fuera de esta tendencia. Desde Venom en 2018, que, aunque fue un éxito en taquilla como trilogía, ha recibido duras críticas de los medios, hasta casos aún más cuestionables como Morbius y Madame Web, lo que Sony prometía como un ambicioso universo de villanos de cómics se ha convertido en una ejecución mediocre, con películas genéricas y sin alma. Es irónico porque los actores seleccionados son de gran talento, pero cuando la narración, los diálogos y la estructura de la historia no están a la altura, ni los mejores intérpretes pueden salvar el resultado.
Explorar el concepto de los antagonistas o personajes más grises, alejados de lo tradicional, es una idea brillante. Es un enfoque que tiene mucho potencial, pero requiere guiones sólidos y directores capaces de entender el género para trasladar esas historias al cine de manera adecuada. No olvidemos que Venom o Kraven son villanos icónicos de Spider-Man, por lo que hacer películas sin el héroe arácnido como parte de la historia es, como mínimo, una apuesta arriesgada. Es como hacer una tortilla sin huevos: ¿puede salir algo parecido? Sí, pero será una chapuza.
Ahora se ha estrenado Kraven el Cazador, la última apuesta de Sony en este universo de villanos. Aunque prometía ser el inicio de un gran universo exitoso, todo parece indicar que no ha logrado cumplir con esas expectativas. Sin embargo, teniendo en cuenta que es la última película y está protagonizada por Aaron Taylor-Johnson, un actor muy destacado, y dirigida por J.C. Chandor, un director con buena reputación, queda la incógnita de si al menos será una despedida digna.
Ni siquiera una despedida decente
Tristemente, tengo que decir que no funciona. Y digo tristemente porque, ni siquiera a la quinta, va la vencida. Tras cinco películas del SonyVerse de villanos de cómics, seguimos sin una entrega que realmente apruebe, y resulta lamentable que no hayan sido capaces de ofrecer algo mínimamente pasable.
Kraven the Hunter, según los tráilers, avances y material promocional, parecía prometedor, pero no ha logrado cumplir esas expectativas. Si tuviera que resumir la película en tres actos, serían los siguientes: unos primeros 40 minutos aceptables que hacen pensar «Oye, no está nada mal»; una parte central aburrida y carente de ritmo; y un acto final lleno de despropósitos y contradicciones internas dentro del propio guion.
La trama nos presenta a Sergei Kravinoff (Aaron Taylor-Johnson), quien desde muy joven fue entrenado para convertirse en un cazador implacable en busca de su trofeo más codiciado. Tras enfrentarse cara a cara con la muerte, Sergei descubre su verdadero yo y adopta la identidad de Kraven el Cazador. Dotado de una conexión especial con el reino animal, obtiene habilidades como fuerza, velocidad, agilidad y un agudo instinto de rastreo. Sin embargo, estos poderes se desarrollan de manera superficial y sin el impacto que uno esperaría.
La película introduce una dinámica familiar en la que el padre de Sergei, interpretado por Russell Crowe, encarna el arquetipo del «padre ruso duro», con una masculinidad tóxica que pone la disciplina por encima del cariño. Por otro lado, tenemos al hermano menor, interpretado por Fred Hechinger, con quien Sergei tiene un vínculo importante. Esta relación fraternal podría haber sido lo mejor de la película, pero se desmorona en el acto final con un giro dramático absurdo relacionado con el padre y otro aún más desconcertante con el hermano. Es el tipo de desarrollo que te hace llevarte las manos a la cara de frustración.
En términos cinematográficos, la película deja mucho que desear. La banda sonora es insípida y olvidable, la fotografía resulta decadente y poco inspirada, y aunque la dirección es aceptable, no consigue elevar el material. Los personajes secundarios son otro gran problema: el diseño de Rhino es posiblemente uno de los peores que se han visto en el género, mientras que el villano interpretado por Christopher Abbott no aporta absolutamente nada a la trama.
Y lo peor de todo: uno pensaría que al menos Aaron Taylor-Johnson, con su físico imponente, lograría salvar el personaje de Kraven, pero ni siquiera eso funciona. A menudo parece más un modelo de revista que el cazador rudo y salvaje que Kraven debería ser. Las contradicciones en el desarrollo del personaje, sus motivaciones y sus conflictos internos son constantes. Esto queda patente en el plano final de la película, que deja claro que este Kraven es más un héroe ecologista, amante de los animales, que el villano brutal y temido de los cómics. Un Kraven que come lechuga y protege a los animales es un insulto al personaje original.
En definitiva, el universo de Sony se despide con una película floja, olvidable y que no merece una segunda visualización. Es una pena, porque parecía que esta entrega tenía algo más de potencial, pero viendo el historial del SonyVerse, no sorprende que sea una decepción. Quizás a otros les guste más de lo que me ha gustado a mí, pero en mi caso, esto ha sido un amargo adiós lleno de balas desperdiciadas.
1 comentario en “El adiós definitivo del SonyVerse: Kraven the Hunter”
Muy completo análisis del SonyVerse y de Kraven.