El mundo del cine está de fiesta este 16 de septiembre, pues Rossy de Palma, cuyo verdadero nombre es Rosa Elena García Echave, celebra su 60 cumpleaños. La actriz y modelo, conocida por su estilo único y su carácter indomable, llega a esta nueva década con claras intenciones para el futuro, siempre fiel a su filosofía de vida: ser dueña de su propio destino.
Una carrera que desafía etiquetas
A lo largo de su trayectoria, ha demostrado ser una figura difícil de encasillar. Su popularidad no ha cambiado su firme decisión de mantener su vida privada alejada de los focos, rara vez compartiendo detalles personales. Proveniente de orígenes humildes, la actriz ha ascendido desde sus inicios en el mundo de la moda hasta convertirse en un ícono del cine internacional.
De Mallorca a las grandes pasarelas
Nacida en Mallorca, es hija de un albañil asturiano y una artista navarra. Desde joven mostró su inclinación por el arte y el diseño, lo que la llevó a vender ropa que ella misma confeccionaba en el rastro de Mallorca. A pesar de no lograr éxito con su grupo musical Peor Imposible, su estilo inconfundible captó la atención de Pedro Almodóvar, quien la introdujo en el mundo del cine.
Almodóvar, fascinado por su singular apariencia y personalidad, le ofreció un pequeño papel en «La ley del deseo«, película en la que Rossy mantuvo su sello personal al encargarse de su propio maquillaje y vestuario. Este fue el inicio de una exitosa carrera que la llevaría también a las pasarelas de alta costura, donde es tan valorada en Francia como en su país natal.
Una vida personal marcada por la superación
Francia ha sido durante muchos años el hogar de Palma, país donde conoció al padre de sus dos hijos, Gabriel (26) y Luna (25). Sin embargo, la relación con el padre de los pequeños terminó en un episodio violento que la llevó a tomar la valiente decisión de dejarlo y mudarse a Madrid con sus hijos. Esa experiencia de superación personal incluso inspiró a la cantante Rosalía para su tema Preso, en el que se escucha la voz de Rossy narrando su historia.
Sus hijos, el legado que continúa
Hoy en día, Gabriel y Luna han comenzado a trazar su propio camino. Gabriel, aunque más reservado, se interesa por el cine y el dibujo, mientras que Luna sigue los pasos de su madre en el modelaje y la música, aunque desea forjar una carrera propia sin depender de su apellido. Ambos han crecido admirando a su madre, a quien ven como un referente.
Una nueva década hedonista
Con la llegada de los 60 años, ha declarado que quiere hacer de esta década un período de disfrute personal. «Quiero que sea mi década hedonista«, comentó en una entrevista, destacando su deseo de centrarse en experiencias que le aporten placer y satisfacción personal. Además, expresó su anhelo de recibir la Medalla al Mérito en el Trabajo, un reconocimiento que compartiría con sus padres, quienes fueron «unos currantes increíbles».