Durante la década de 2000, Disney Channel lanzó algunas de las series más emblemáticas que capturaron la atención de una generación. Miley Stewart, una chica común, se convertía en la superestrella Hannah Montana al ponerse una peluca en la serie que se emitió entre 2006 y 2011. En Los Magos de Waverly Place (2007-2012), tres hermanos competían por heredar los poderes mágicos de la familia, ocultos detrás de la nevera de su tienda de sándwiches. Mientras tanto, la tímida Lizzie McGuire soñaba con ser popular en su serie homónima (2001-2004), narrada por su alter ego animado, y Raven Baxter marcaba el ritmo de Es tan Raven (2003-2007) con sus visiones del futuro.
Estas sitcoms consolidaron la era dorada de Disney Channel, que hasta entonces había dependido mayormente de contenido animado. Sin embargo, detrás del brillo de las cámaras, la realidad era mucho más oscura para las jóvenes estrellas, expuestas a desórdenes alimenticios, presiones mediáticas y la exigencia de alcanzar una perfección irreal.
«Disney High» y su lado oscuro del estrellato adolescente
En su nuevo libro, Disney High: The Untold Story of the Rise and Fall of Disney Channel’s Tween Empire, la escritora Ashley Spencer ofrece un relato exhaustivo de los problemas que enfrentaron las estrellas de Disney Channel, analizando cómo el canal transformó a actores novatos en productos comerciales. Spencer investigó profundamente, revisando el catálogo de la plataforma y entrevistando a más de 150 personas relacionadas con la compañía.
La escritora sostiene que Disney se dio cuenta del valor de convertir a sus actrices en productos mediáticos. Hilary Duff, Raven-Symoné, Miley Cyrus, Selena Gomez y Demi Lovato son solo algunas de las estrellas que sufrieron las consecuencias de este enfoque, que explotaba su imagen más allá de la pantalla.
Hilary Duff y Raven-Symoné: víctimas de los estándares de belleza
En Lizzie McGuire, Hilary Duff interpretaba a una adolescente enfrentándose a las dificultades de la pubertad, una historia que, en parte, reflejaba su vida real. La actriz confesó haber luchado contra la presión de mantenerse delgada en pantalla, una lucha que la acompañó durante años.
Por su parte, Raven-Symoné rompió moldes como la protagonista de Es tan Raven, una sitcom encabezada por una joven negra y fuera de los cánones normativos de belleza. Aunque revolucionario, esto no la libró de las críticas sobre su peso. Según Spencer, la actriz fue sometida a una estricta dieta y su imagen fue manipulada digitalmente para hacerla parecer más delgada. A los 17 años, Raven ya se había sometido a dos cirugías de reducción de pecho y una liposucción.
Miley Cyrus: el desafío de separar a la persona del personaje
Con Miley Cyrus, Disney enfrentó un reto distinto. Convertida en estrella mundial gracias a Hannah Montana, Cyrus quedó atrapada en una dualidad: el personaje era un modelo de inspiración para los niños, pero la adolescente detrás del rol no podía cumplir con las expectativas de perfección. Esta presión culminó en 2008 con una polémica portada de Vanity Fair, donde Cyrus, con solo 15 años, posó con la espalda desnuda. La reacción fue tan intensa que la actriz se vio obligada a disculparse públicamente, aunque años después se retractó.
En su libro, Spencer señala que Disney explotaba a Cyrus al máximo, llenando su agenda con grabaciones, conciertos y sesiones de fotos. «Era un hámster en una rueda sin descanso«, sentencia la autora.