Un mes después de la trágica muerte de Liam Payne, exmiembro de la banda One Direction, siguen emergiendo los detalles sobre sus últimos instantes. El artista falleció el pasado 17 de octubre tras caer desde el balcón del tercer piso del hotel CasaSur Palermo en Buenos Aires. Una vez celebrado el funeral en su ciudad natal con una despedida en la que no faltaron sus cuatro excompañeros de la banda, se han dado a conocer sus últimas horas con vida.
Según los últimos apuntes por parte de la Fiscalía que investiga el caso, la noche de antes de morir, el cantante británico habría encargado cuatro botellas de whisky, y nada más levantarse, pidiera otras cinco, tal y como recoge el portal de noticias estadounidense TMZ.
Alcohol no sería lo único que Payne habría solicitado durante este periodo de tiempo previo a su fallecimiento. El joven se habría puesto en contacto con su el que era su mánager, Roger Nores, para pedirle seis gramos de cocaína sobre las 9.00 horas. A las 14.00 horas, el artista le confesó a un empleado del hotel que iba a necesitar «otros siete gramos». Payne dio positivo en alcohol y drogas en la autopsia realizada y varios testigos que se cruzaron con él aseguraron haberle visto “bajo los efectos de las sustancias”.
A esta ingesta, el intérprete también habría contactado con dos prostitutas para encontrarse con ellas en la habitación del hotel. «Aparecieron a las 11.30 horas y le dijeron a la policía que habían tenido relaciones sexuales con Liam Payne», apunta el citado medio.
El relato de los hechos prosigue con que a las 15.45 horas, el mánager del cantante volvió al hotel para pagar a las chicas y después se fue del establecimiento. Sobre las 16.25 horas, este le envió un mensaje a Payne para preguntarle cómo estaba, pero no respondió.
El fiscal Andrés Marea apuntó para el medio que «podrían acusar a otras personas en relación con la muerte» de Payne. Por el momento, la Fiscalía ha imputado a tres personas relacionadas con el suceso: la persona que le acompañó durante su estancia en Buenos Aires, un empleado del hotel en el que tuvo lugar su fallecimiento y «un proveedor de estupefacientes».
La autopsia revela que no fue un suicidio
Aunque inicialmente se calificó como un accidente, las nuevas revelaciones han transformado el caso en una compleja investigación que incluye imputaciones por delitos graves. En uno de los vídeos de seguridad filtrados, se observa a Payne siendo llevado en volandas por tres empleados del hotel apenas minutos antes de su muerte. Según publicó Daily Mail, las imágenes muestran al artista en un evidente estado de alteración.
Las grabaciones y testimonios del personal del hotel indican que Liam había expresado su intención de usar el balcón para huir, una amenaza que fue ignorada. Los investigadores también encontraron una bolsa marrón con una nota dirigida al artista, pastillas y una botella de whisky en un balcón del piso inferior, reforzando la teoría de que planeaba usar ese camino para llegar al suelo.