Hércules

Registrarse

|

Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

|

14 Ene 2025
14 Ene 2025
EN VIVO

Lily Sciorra: «Esa es la responsabilidad máxima: tomar la soberanía de tu cuerpo y potenciar el poder de autosanación que tenemos»

Entrevistamos a la modelo, empresaria y filántropa argentina, Lily Sciorra, que presentó en Madrid su libro "Una ventana a la vida" y ganadora del premio PRENAMO 2024

Recientemente has presentado tu libro ‘Una ventana a la vida’ en Madrid, ¿cómo ha sido la acogida de la obra? ¿Hay diferencias entre el público hispanoamericano y español?

La verdad es que la acogida fue espectacular y me sorprendió porque fueron 5 conferencias con un día de por medio, una maratón, y estuvieron todas llenas, a pleno. Había gente, médicos y biólogos moleculares que me felicitaron y me agradecieron un montón, compraron el libro y luego me iban a consultar. Lo lindo era que empezaban a hacer preguntas antes de la conferencia y yo les decía que primero esperaran la charla, y luego, si tenían preguntas, me las hicieran. Se quedaban con la boca abierta y decían: «Tiene totalmente lógica todo lo tuyo». Así que muchas gracias, y la verdad es que la acogida fue excelente, muy buena, me sorprendió.

¿Qué te motivó a escribir ‘Una Ventana a la Vida’ y compartir tu experiencia con el mundo?

La verdad es que lo que me motivó fue ver la cantidad de gente que sufría con la enfermedad, lo mismo que me motivó a mí a investigar otro camino que fuera más amable con nuestro organismo, apoyándome en la inteligencia de nuestro sistema inmune para potenciarlo y reforzarlo, para que nuestro propio sistema inmune nos proteja de la enfermedad.

El libro es más bien una guía de salud para todo tipo de edades y enfermedades, no es una historia y todo tiene pruebas científicas en el libro, incluso la epigenética y la neurociencia prueban la plasticidad de los genes.

Mi objetivo fue descubrir cómo nos enfermamos y cómo nos curamos, y que, en realidad, atravesar la enfermedad puede ser algo amable. Lo que me motivó a compartirlo fue que, aunque al principio no era la idea, lo viví en secreto, la cura y todo. Pero después pensé que no podía guardar este tesoro para mí, y hubo gente que me empujó a compartirlo. Así que el motivo fue ver a la gente que la pasaba mal alrededor y poder ayudar a un montón de personas con esto. Voy a dar mi experiencia para que, al que le resuene, la tome.

¿Qué sentimientos predominaron a la hora de escribir el libro?

Sin duda, los sentimientos que predominaron a la hora de escribir el libro fueron abrir mi corazón, la total generosidad, la solidaridad y la ayuda. Yo tengo una vocación de servicio muy marcada y siempre me apoyé en eso. Entonces dije: «No me puedo guardar algo que me funcionó a mí, también tengo que compartirlo», porque la persona a la que le resuene lo va a tomar y cada uno verá cómo equilibra su vida o qué decisiones toma, porque este camino es muy personal. Pero, por lo menos, son varias herramientas las que ofrece este libro para atravesar la sanación con alegría y compartir que, por ejemplo, yo no me sentía enferma, sino que sentía que estaba yendo hacia la sanación. Era un entusiasmo que tenía día a día, avanzando hacia la sanación total y absoluta.

¿Cuál fue el cambio más difícil que implementaste en tu vida para lograr un cambio efectivo?

Para mí, lo más difícil fue ir a dormirme temprano para descansar, porque era muy noctámbula. Me encantaba quedarme hasta tarde, creando, dibujando, estudiando, y luego me gustaba levantarme a las 7:30 h de la mañana, cuando la casa empieza a funcionar, para desayunar con mis hijos y acompañarlos al colegio. Así que mi cambio más difícil fue ese: irme a dormir temprano, porque siempre la noche me tentaba, me ofrecía el silencio con un libro y todo mi espacio para hacer cosas y desarrollar mi creatividad.

Ese fue mi cambio más importante, y sobre todo cuando descubrí que se activa el sistema glinfático, con g, no linfático, que es el que se encarga de eliminar las toxinas del cerebro, lo que hace que, al día siguiente, tus músculos y tu organismo funcionen mejor. También afecta la tonicidad y la masa muscular, por eso te sientes como un zombie todo el día si no duermes bien, si no descansas lo suficiente, tu cuerpo ya no responde igual. Yo había dejado de dormir bien porque me encantaba el silencio de la noche, pero también me gusta levantarme temprano, así que siempre estaba cansada. Poco a poco dejé de ir al gimnasio y dejé de hacer cosas que le hacen bien al organismo.

También fue importante aprender a gestionar la autoexigencia y el stress, que es lo más importante para proteger las células.

¿Qué te llevó a optar por un camino de sanación natural en lugar de los tratamientos convencionales?

Bueno, veía que, paralelo a mí, hubo mucha gente que se enfermó, y comencé a analizar que los tratamientos eran muy violentos. Como siempre me gustaron mucho las matemáticas desde chiquita, comencé a hacer cálculos sobre los tratamientos para el cáncer y los resultados, y la verdad es que los resultados no eran los que me gustaban.

Pensaba: «No entiendo por qué, si el sistema inmune es tan inteligente y se regenera solo, tiene que pasar por algo tan violento para curarse». Entonces, decidí que tenía que haber otra forma, y me comprometí a investigarla y ponerla en práctica con mi propio organismo, porque estaba segura de que ese era el camino. Quería hacer un testimonio vivo de la sanación. De hecho, ya han pasado casi 10 años de salud crónica, como yo digo, y el cáncer se remitió en unos cuatro meses más o menos.

¿Hubo algún autor, científico o mentor que influyera especialmente en tus decisiones y en el desarrollo de tu filosofía?

Más o menos, la decisión la tomé por intuición. Me sentí con el 100% de convencimiento de que tenía que volver a las raíces. Viví en la Patagonia 8 años de mi vida con mis hermanos, donde la salud de todos fue absolutamente crónica, porque comíamos sano, respirábamos oxígeno puro, en fin. Entonces, automáticamente, dentro de ese regreso a las raíces, me di cuenta de que toda mi vida había sido sana. Que yo tuviera cáncer era resultado de una vida tóxica: los lujos, los viajes, los aviones, las comidas en los hoteles, el poco deporte que hacía.

Quería volver a la naturaleza, a las raíces. Fue algo intuitivo. Con el tiempo, fui encontrando cosas para justificarlo, ya que mi familia estaba preocupada y asustada por los tratamientos que estaba siguiendo. Necesitaba buscar lógica y sabía que lo iba a encontrar. De a poco, comencé a descubrirlo y encontré al doctor Martí Bosch, que es el precursor de la dieta alcalina. Me puse a investigar todo lo relacionado con ella, que, por supuesto, desinflama y oxigena la sangre y las células. Es obvio que las células patógenas se mueren con oxígeno.

Así que inicié todo ese camino, siendo autodidacta total. Luego, encontré información sobre epigenética y neurociencia, pero todo esto llegó después, dándole sustento científico y médico a lo que había hecho inicialmente. Mi libro tiene el aval de muchos médicos y científicos que encontré.

En tu libro afirmas que “lo que crees que te sanará, te sana”. ¿Crees que esta frase podría ser malinterpretada dando como lugar las creencias de que “el que no se cura es porque no quiere” o que fomente el abandono de tratamientos convencionales a favor de otros con menos evidencia científica que los respalde?

Yo sostengo que es una decisión muy profunda el decidir morir, sobrevivir, vivir o «supervivir». En mi caso, elegí «supervivir» además de vivir. Las evidencias científicas, como todo, son manipuladas a mi entender, porque yo hice muchas encuestas cuando tomé mi decisión, basadas en la cantidad de conocidos que desde los 8 años empecé a observar. Hice mi propia estadística personal, basada en hechos reales, en las personas que conozco.

A veces, la “evidencia científica”, entre comillas, no es tan clara. O sea, ¿eso podría considerarse evidencia científica? Está totalmente probado, y tengo los testimonios de mis médicos, que ellos mismos dicen que la positividad es una herramienta muy poderosa para la sanación. Si estás convencido realmente de que te vas a curar, te vas a curar, hagas lo que hagas.

He visto de todo. Entonces, esta es la decisión: pasar por algo un poquito más violento o tomar la decisión desde otro lugar, pero siempre con responsabilidad y seriedad. Yo considero que la decisión de curarse como yo me curé es una responsabilidad brutal, porque te estás responsabilizando de tu vida. No es una irresponsabilidad, es una responsabilidad con todas las letras.

Yo me pregunto: ¿por qué la gente se entrega a que otra persona, que no la conoce, se ocupe de su salud? Si nosotros, cuando vamos a la peluquería, elegimos bien quién va a hacernos el color, las mechas, el corte… lo mismo con la ropa que te pones o los productos para la piel. Entonces, ¿por qué no miramos hacia dentro? ¿Por qué no conocemos nuestro organismo y nuestro sistema inmune para saber cómo funciona y cómo sanarlo?

Esa es la responsabilidad máxima: tomar la soberanía de tu cuerpo y potenciar el poder de autosanación que tenemos los seres humanos, es decir, en nuestras células. Conocer cómo funciona, cómo nos enfermamos, cómo nos curamos. Entonces, evidencia científica hay mucha. Lo que pasa es que la ciencia tiene que estar dispuesta a avalar determinadas cosas, y no sabemos si está dispuesta a hacerlo.

¿Crees que existe suficiente información sobre alternativas naturales para que las personas puedan tomar decisiones informadas?

Hay muchísima información sobre el tema de los activos naturales, muy eficientes para que las personas puedan tomar decisiones. Además, hay una gran cantidad de testimonios de personas que se han curado con alternativas naturales. Yo, de hecho, creo que la sanación está en la naturaleza. Por ejemplo, la clorofila tiene la misma composición que la hemoglobina de nuestra sangre, con la única diferencia de que la clorofila tiene magnesio y la hemoglobina, hierro. Es algo muy interesante y poderoso. Para mí, la cura está en la naturaleza.

Luego está el agua de mar, que contiene los 118 componentes de la tabla periódica. Nuestro cuerpo utiliza entre 93 y 95 elementos de la tabla, y, por ejemplo, en la guerra se usaba para sanar a los soldados. El agua de mar tiene todo lo que necesitamos. Yo también lo probé, además de todo lo verde, como las clorofilas. Hay un montón de cosas naturales que están comprobadas para reparar el organismo y eliminar las toxinas.

Se trata de tener elementos naturales, poderosos, sanos y fuertes, y sobre todo, oxigenar la sangre. Está comprobado que el enemigo número 1 del cáncer es el oxígeno. Por eso, apoyo una dieta antiinflamatoria, primero, y luego la oxigenación. El ayuno, por ejemplo, es espectacular porque produce, primero, cetosis y luego autofagia. Durante la autofagia, las células nuevas reemplazan las viejas, y las células cancerosas son viejas, porque llevan un trayecto en el cuerpo. Así que las células nuevas pueden reemplazar al cáncer. El poder de autocuración que tiene el organismo es asombroso: es una máquina perfecta.

¿Hubo momentos en los que dudaste de tu enfoque? Si es así, ¿cómo superaste esas dudas?

No, nunca dudé. Tuve una certeza al cien por cien y dije: «Es así, y lo voy a probar con mi cuerpo». La verdad es que el entusiasmo me llevaba a apurarme porque quería que todo pasara en 8 años. Sin querer, yo decía «8 años», como si fuera un libro de cómo me curé, y pasaron 8 años, y salió el libro. Fue increíble, porque ni yo misma lo había tenido en cuenta de forma consciente, pero sí lo hice por la demanda de la gente. Así que, bueno, este es el final: el libro se escribió así. Salió como «Una ventana a la vida», fue como abrir una puerta y encontrar una nueva ventana. Ahí fue donde encontré toda la solución.

¿Qué esperas lograr con este libro y tus conferencias? ¿Qué impacto te gustaría dejar en quienes leen tu historia?

Con las conferencias, lo que doy es conocimiento, autoconocimiento y empoderamiento del propio sistema inmune. Se trata de tener soberanía sobre nuestra salud y lograr una salud óptima, entendiendo cómo nos enfermamos y cómo nos curamos. Saber qué nos informa y qué nos sana para así poder decidir sobre nuestra salud o enfermedad. Porque, al fin y al cabo, es una elección: estar sanos, tener salud crónica o enfermedad crónica. Todo está en la mente.

Comparte la nota

Deja un comentario

Noticias relacionadas

Diego Beyró: «Si uno crea pensando en las ventas, no es arte, es publicidad»

El artista, Diego Beyró, nos ha concedido una entrevista a las puertas de su siguiente...

Andrés Carrión, voluntario en la DANA: «Una vez entra el barro hay que tirarlo todo, es imposible salvar nada»

Andrés Carrión, profesor en el instituto de Catarroja y geógrafo, nos aporta su visión personal...
No hay más noticias
Scroll al inicio

Secciones

Secciones