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La invasión de Ucrania en febrero de 2022 sacudió a toda Europa, pero en Austria (y también en Alemania), provocó un replanteamiento profundo. Muchos que creían conocer a Putin y defendían la neutralidad de Austria como una herramienta para tender puentes con Moscú quedaron desorientados. Poco antes de las elecciones generales en Austria, y tras una serie de escándalos de espionaje relacionados con ciudadanos austriacos que presuntamente espiaban para Rusia, el gobierno austriaco adoptó una nueva estrategia de seguridad. Esta estrategia, que antes consideraba a Moscú un socio estratégico de la UE, ahora ve a Rusia como una amenaza, comprometiéndose a reducir la dependencia del gas ruso para 2027.
Austria se mantiene neutral
Aunque el gobierno austriaco ha condenado firmemente la invasión de Ucrania, el país sigue siendo neutral desde el punto de vista militar, como subraya el canciller conservador Karl Nehammer: «Somos militarmente neutrales, pero no moralmente«. Austria ha acogido a miles de refugiados ucranianos y se ha sumado a las sanciones impuestas a Rusia, aunque no participa en el envío de armas a Kiev ni obstruye los acuerdos, como lo hace Hungría bajo Viktor Orbán. En abril de 2022, Nehammer intentó mediar viajando a Moscú para reunirse con Putin, pero regresó sin resultados.
Kneissl, Putin y los escándalos de espionaje
Karin Kneissl, quien fue ministra de Exteriores bajo el gobierno de coalición del conservador Sebastian Kurz y pertenecía a la cuota de la ultraderechista FPÖ, se mudó a Rusia tras ser criticada por su afinidad con Putin. Según medios austriacos, Putin le ha encomendado tareas como la protección del tigre siberiano. Austria también ha sido escenario de varios escándalos de espionaje vinculados a Rusia, incluyendo un caso grave que involucra a un miembro de los servicios de inteligencia austriacos.
Neutralidad y dependencia del gas ruso
A pesar de la guerra, Austria ha mantenido su neutralidad, y esta no está sujeta a debate público. Alrededor del 80% de los austriacos la apoyan, y el FPÖ, el partido de derecha radical que lidera las encuestas, es su principal defensor. El partido aprovecha esta postura para acusar a la UE de belicista y rechazar las sanciones a Rusia.
Uno de los factores que explica la reticencia a sancionar a Rusia podría ser la dependencia de Austria del gas ruso, que en julio de 2023 representaba el 83% de sus importaciones. Esta dependencia se remonta a 1968, cuando Austria se convirtió en el primer país occidental en firmar un contrato de gas con la Unión Soviética.