El depuesto presidente Bashar al Asad y su familia han llegado a Moscú, donde el gobierno de Vladimir Putin les ha otorgado asilo, según informó el Kremlin. La decisión, descrita como de carácter humanitario, llega después de que insurgentes declararan la capital siria, Damasco, “libre” tras una ofensiva que culminó con el colapso del Gobierno de Al Asad.
“El presidente de Siria llegó junto a su familia a Moscú. Rusia, partiendo de criterios de carácter humanitario, le ofreció asilo”, señaló una fuente del Kremlin a la agencia estatal TASS. Además, se reafirmó la postura de Rusia como mediador en el conflicto, subrayando su compromiso con una resolución pacífica y el restablecimiento de las negociaciones bajo los auspicios de Naciones Unidas.
El representante del Kremlin también reveló que las autoridades rusas mantienen contacto con miembros de la oposición armada siria, quienes han garantizado la seguridad de las bases militares y las sedes diplomáticas rusas en Siria. “Esperamos que continúe el diálogo político, en beneficio del pueblo sirio y de las relaciones bilaterales entre Rusia y Siria”, agregó.
Mientras tanto, el Organismo de Liberación del Levante, junto con otras facciones apoyadas por Turquía, lideró una ofensiva de doce días que resultó en la caída del régimen en Damasco. Los insurgentes proclamaron el fin del mandato de Al Asad en la capital, un hecho que marca un punto de inflexión en el prolongado conflicto que ha devastado a Siria desde 2011.
Durante las últimas semanas, la incertidumbre sobre el paradero de Al Asad alimentó especulaciones que iban desde su muerte en un ataque aéreo hasta su huida a un país africano. Sin embargo, el Ministerio de Exteriores de Rusia confirmó que el expresidente abandonó Siria tras sostener negociaciones con varios actores del conflicto. En estos encuentros, Al Asad habría dado instrucciones para facilitar una transición pacífica de poder.