Durante la jornada se filtraron detalles sorprendentes sobre cómo Ucrania organizó el reciente ataque contra bases militares rusas, revelando una operación sofisticada y meticulosamente planificada que sorprendió por su audacia y alcance estratégico.
Según fuentes del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), la denominada “Operación Telaraña” tardó un año y medio en prepararse y contó con la supervisión personal del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. La operación consistió en la introducción clandestina de drones FPV y cabinas móviles de madera en territorio ruso, lo que permitió ocultar eficazmente los dispositivos bajo los techos de estas estructuras instaladas en camiones.
“Los techos de las cabinas móviles se abrían a distancia, permitiendo que los drones despegaran rápidamente para ejecutar ataques precisos contra bases aéreas rusas cercanas”, explicó una fuente cercana al SBU.
Ucrania estima que el impacto económico y militar de estos ataques supera los US$2.000 millones. Las bases atacadas, estratégicamente importantes, están ubicadas a cientos de kilómetros de Kiev, subrayando la capacidad del operativo para superar importantes barreras defensivas y logísticas rusas y la vulneravilidad de las mismas..
Este desarrollo representa un significativo avance en la capacidad militar ucraniana y pone en evidencia la vulnerabilidad de infraestructuras críticas rusas, planteando nuevas interrogantes sobre el desarrollo futuro del conflicto.
