Durante la tercera jornada de la Convención Nacional Demócrata, el expresidente Bill Clinton se unió a una estrategia que ha cobrado fuerza en su partido: atacar al candidato republicano, Donald Trump, no con críticas duras, sino con ingenio y sarcasmo. Clinton, conocido por su habilidad retórica, no perdió la oportunidad de ridiculizar al expresidente. “En esta elección tenemos una elección clara: optar por Kamala Harris, una presidenta de ‘nosotros, el pueblo’, o quedarnos con Trump y su ‘yo, mí, me, conmigo’”, señaló.
El narcisismo de Trump en el punto de mira
Las críticas al egoísmo de Trump fueron el eje central del discurso. Pidió a los asistentes que no se centraran en las mentiras del expresidente, sino en la cantidad de veces que usa la palabra “yo”. “Cuando Kamala sea presidenta, no comenzará cada día con un ‘yo, yo, yo’, sino con un ‘tú, tú, tú’”. Su enfoque en la egolatría del rival casi llevó a esperar que retomara su famosa referencia a la economía de su primera campaña, pero esta vez adaptada: “¡Es la egolatría, estúpido!”.
La burla como herramienta política
La estrategia de Clinton no fue única en la convención. Michelle Obama ridiculizó la inclinación racista de Trump, mientras que Barack Obama hizo un comentario sarcástico sobre su obsesión con el tamaño de las multitudes, que se convirtió en una burla hacia su virilidad. Trump, evidentemente herido por estos ataques personales, se preguntó públicamente por qué los demócratas no habían utilizado antes este enfoque durante los años en los que él ha dominado la política estadounidense con su estilo irreverente.
Clinton también aprovechó la ocasión para burlarse de la edad del expresidente. “Vayamos al grano. Soy demasiado viejo para perder el tiempo. Hace dos días cumplí 78 años”, dijo, remarcando que aun así es más joven que el republicano. Este comentario le valió uno de los aplausos más fuertes de la noche, en una audiencia que en general se mostró reservada durante su intervención.
Elogios a Biden y Harris
Fiel a la estructura de la convención, dedicó parte de su discurso a agradecer a Joe Biden por su servicio y por su decisión de renunciar al poder. Incluso lo comparó con George Washington, destacando su altruismo. De Kamala Harris, destacó sus cualidades y la describió como la única candidata con la visión, experiencia y carácter necesario para liderar el país. “Harris es pura alegría frente al resentimiento republicano”, dijo, resaltando uno de los mensajes clave de la convención.
Un legado en la sombra
El discurso del miércoles fue el decimosegundo en la historia de las convenciones demócratas, aunque su recepción fue más tibia de lo esperado. Esto puede deberse a que muchos de los presentes no estaban políticamente activos cuando Clinton dejó la Casa Blanca en 2001, o tal vez porque su legado sigue siendo controvertido. Sin embargo, su mensaje fue menos enérgico en comparación con el de su esposa, Hillary Clinton, quien fue uno de los puntos álgidos de la primera noche de la convención.