El atentado ocurrió durante un mitin en Butler, Pensilvania. El agresor, apostado en un tejado a 150 metros del estrado donde Trump estaba hablando, utilizó un rifle para disparar al menos ocho veces. A pesar de estar a una distancia considerable, la precisión del francotirador y el tipo de arma utilizada hicieron de este un ataque potencialmente letal. Sin embargo, sorprendentemente, el atacante falló en su objetivo principal.
Los detalles del ataque revelan una serie de fallos en la seguridad del evento. El francotirador llegó con suficiente antelación, aparcó su furgoneta cerca del lugar del mitin, sacó su arma y subió al tejado sin ser detectado por las fuerzas de seguridad. Esto plantea serias dudas sobre la eficacia de las medidas de seguridad previas al evento.
Especialistas entrevistados por varias cadenas de televisión y recogidos por la agencia EFE han destacado que, dada la visibilidad del mitin de Trump, el área debería haber sido peinada exhaustivamente por el Servicio Secreto. El hecho de que el atacante lograra llegar al tejado sin ser detectado indica una falta de preparación y supervisión adecuada por parte de las autoridades encargadas de la seguridad del ex presidente. El director del Servicio Secreto de EE.UU., Kimberly Cheatle, ha sido citado a testificar el próximo 22 de julio ante el Congreso. James Cormer, director de Supervisión y Rendición de Cuentas en el Congreso, emitió la convocatoria y subrayó la necesidad de entender cómo pudo producirse tal fallo en la seguridad. La carta de convocatoria fue publicada en la cuenta de Cormer en X.
Respuesta del Servicio Secreto
A pesar de las fallas en la preparación del evento, los agentes del Servicio Secreto presentes en el mitin actuaron con notable rapidez . Lograron neutralizar al agresor y minimizar los daños entre el público. Según informes, solo dos personas murieron en el ataque, un número que podría haber sido significativamente mayor de no ser por la rápida intervención de los agentes. La cadena de televisión WTAE de Pittsburgh informó que el atacante había aparcado su furgoneta cerca del lugar del tiroteo. Esta fue localizada y registrada poco después del ataque. El tirador fue abatido por el Servicio Secreto tras realizar ocho disparos con un fusil del tipo AR-15.
El intento de asesinato ha dejado numerosas preguntas sobre la preparación y respuesta de las fuerzas de seguridad. ¿Cómo pudo el atacante llegar al tejado sin ser detectado? ¿Por qué no se realizó una revisión más exhaustiva de la zona antes del mitin? Estos son solo algunos de los interrogantes que deberán responderse en los próximos días.
El Congreso y las agencias de seguridad están bajo presión para investigar y aclarar estos fallos. La citación de Kimberly Cheatle es solo el primer paso en lo que se espera sea una revisión exhaustiva de las medidas de seguridad implementadas para proteger a los candidatos presidenciales.
