La reciente detención de Pavel Durov, cofundador y CEO de Telegram, en París ha escalado rápidamente hacia un conflicto geopolítico de alto perfil. Según informes de medios franceses, el empresario fue arrestado en el aeropuerto de París-Le Bourget al llegar en su avión privado desde Azerbaiyán el pasado sábado a medianoche. Esta acción ha desatado una ola de críticas, especialmente desde Rusia.
Telegram en el ojo del huracán
Junto con su hermano Nicolai, fundó la aplicación de mensajería en 2013. Antes había lanzado VK, una red social similar a Facebook, que lo posicionó como el «Mark Zuckerberg ruso». Sin embargo, en 2014, abandonó Rusia tras rechazar las exigencias del gobierno ruso de cerrar grupos opositores en VK, plataforma que finalmente vendió.
Su fortuna ha sido valorada en 15.500 millones de dólares por Forbes, pero su éxito no lo ha dejado exento de controversias. Las autoridades francesas ahora lo acusan de complicidad en delitos como tráfico de drogas, pedofilia y fraude, argumentando que la falta de moderación en Telegram y su resistencia a cooperar con la justicia han facilitado actividades criminales.
Impacto en el conflicto Rusia-Ucrania
Este arresto podría convertirse en un nuevo punto de tensión en medio del conflicto entre Rusia y Ucrania. Telegram ha jugado un papel crucial como fuente de información en la guerra, utilizada tanto por funcionarios rusos como ucranianos, al punto que algunos analistas la han descrito como un «campo de batalla virtual». En 2018, Rusia intentó bloquear la aplicación después de que la empresa se negara a permitir el acceso de los servicios de seguridad rusos a los mensajes cifrados de sus usuarios, lo que provocó protestas masivas en Moscú y una fuerte reacción de las ONG.
Reacciones y apoyos internacionales
Tatiana Moskalkova, Defensora del Pueblo de Rusia, acusó a Francia de intentar cerrar Telegram bajo pretextos fabricados, como el tráfico de drogas y el terrorismo. Moskalkova denunció lo que consideró una «grave violación del derecho a la libertad de expresión» y acusó a las autoridades francesas de ejercer un «doble rasero» en cuanto a los derechos humanos.
Por su parte, María Zajárova, portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, informó que Moscú ha solicitado acceso al empresario a través de una nota diplomática enviada a la Cancillería francesa.