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Este martes, Filadelfia fue el escenario de un encarnizado debate entre Donald Trump y Kamala Harris, donde ambos contendientes se enfrentaron directamente sobre temas cruciales de campaña como la economía, inmigración, aborto, crimen y el respeto a la democracia. La confrontación fue intensa de principio a fin, con Harris más eficaz a la hora de poner en duda la idoneidad de Trump para el cargo que a la inversa. En repetidas ocasiones, la actual vicepresidenta logró acorralar al expresidente con ataques a su gestión y su carácter, lo que dejó a Trump en una posición defensiva.
Harris al ataque desde el primer momento
El debate sorprendió desde el principio con un saludo cordial entre los dos candidatos. Harris, en un gesto calculado, se acercó a Trump y le estrechó la mano, deseándole «un buen debate». No obstante, la tregua fue breve, ya que la vicepresidenta lanzó su ofensiva con la primera pregunta, apelando al optimismo hacia los electores, mientras Trump recurría repetidamente a su retórica sobre la inmigración, independientemente del tema en discusión.
La candidata mostró un enfoque bien preparado, lo que contrastó con la actitud cada vez más exasperada de Trump. Al ser cuestionado sobre su derrota en las elecciones de 2020, Trump repitió su falso reclamo de haber sido despojado de la victoria. Harris respondió con dureza, señalando que «Trump fue despedido por 81 millones de personas», y subrayó su incapacidad para aceptar esa realidad.
Trump en la defensiva y sin propuestas claras
A lo largo del debate, el republicano no logró presentar una narrativa coherente ni propuestas concretas. Sus afirmaciones hiperbólicas, como que los inmigrantes en Ohio estaban comiendo a las mascotas, fueron corregidas en varias ocasiones por los moderadores. Harris aprovechó estas exageraciones para poner a Trump en una posición cada vez más incómoda, llevándolo a elevar el tono y atacar sin lograr un golpe significativo contra su rival.
En materia de aborto, Harris criticó la ambigüedad de Trump, acusándole de querer controlar las decisiones de las mujeres sobre su cuerpo. Trump negó tener planes de prohibir el aborto a nivel nacional, pero su falta de una postura clara le jugó en contra.
Un debate emocional y una carga de acusaciones
Uno de los intercambios más tensos se dio cuando Harris, evocando la historia de discriminación de la inmobiliaria de Trump, le llamó «racista» directamente. El expresidente respondió tachando a Harris de «marxista». La batalla de insultos continuó con Harris acusando a Trump de favorecer a los multimillonarios, mientras él replicaba acusándola de radical.
A pesar de los ataques personales, Harris trató de concluir con un mensaje de esperanza, insistiendo en su llamado a «pasar la página» y apelando al electorado moderado. Trump, en contraste, utilizó su última intervención para criticar a su rival, cuestionando su efectividad durante los últimos tres años y medio en la Casa Blanca.