Según ha informado el medio francés“La Nouvelle République”, las autoridades han detenido a un joven de 15 años, nacido en la ciudad chechena de Grozni, en Rusia. La detención ha tenido lugar en Tours, después de una “denuncia sobre transmisiones sospechosas en TikTok y en las redes sociales”.
El menor habría descargado unas instrucciones para fabricar un explosivo altamente potente utilizado por los terroristas yihadistas, banderas del Estado Islámico y vídeos de decapitaciones. Por este motivo, el detenido ha sido acusado de difundir “grabaciones de imágenes relativas a la comisión de delitos de atentado intencionado contra la integridad de la persona” y de hacer “públicamente la apología de los actos de terrorismo, en la circunstancia de que los hechos fueron cometidos utilizando un servicio público de comunicación en línea, publicando fotografías de terroristas, reproducciones de la bandera del Estado Islámico, imágenes y vídeos de decapitaciones, enlaces y vídeos de juegos que representan una masacre en una iglesia y una sinagoga”.
Según la Fiscalía, el adolescente ha sido puesto bajo vigilancia judicial con “prohibición de salir de noche, prohibición de participar en manifestaciones públicas, obligación de presentarse periódicamente en comisaría”, además se le ha prohibido salir del territorio nacional. Después de su detención, se le ha sometido a seguimiento psicológico, así como seguimiento por parte de los servicios de la Dirección de Protección Judicial de la Juventud, DPJJ.
Decapitación de cristianos en el Congo
Por otro lado, el Estado Islámico ha informado de la decapitación de 10 cristianos en la aldea de Madia, en la región de Ituri, en el Congo. Algunos de los habitantes de la aldea lograron huir mientras los terroristas del Estado Islámico robaron y quemaron casas y otras propiedades.
El fin último del genocidio es la islamización del país, un plan que el Estado Islámico tiene previsto llevar hasta el final. Las denuncias de la Iglesia local caen en saco roto. Nadie parece tener el menor interés en frenar estos crímenes que se perpetran impunemente a pocas horas de avión de la civilizada Europa. También el Estado Islámico ha asumido la autoría del asesinato de 60 cristianos y un oficial militar en la aldea de Masala, en la región de Beni, en el Congo. Además, quemaron sus casas y tiendas y después huyeron sin que en ningún momento interviniera el ejército o las fuerzas de seguridad para evitarlo.