A pesar de la aparente indiferencia de Washington hacia la rebelión encabezada por Muhammad al-Jawlani en Siria, Estados Unidos no ha eliminado al líder del Frente Al-Nusrah de su lista de terroristas más buscados. De hecho, el Departamento de Justicia de EE.UU. continúa ofreciendo una recompensa de hasta 10 millones de dólares por información que conduzca a su captura.
Muhammad al-Jawlani, también conocido como Abu Muhammad al-Golani y Muhammad al-Julani, es reconocido como el líder del Frente Al-Nusrah, una filial de Al Qaeda en Siria. En enero de 2017, este grupo se unió a otras organizaciones de oposición de línea dura para formar Hayat Tahrir al-Sham (HTS). Aunque al-Jawlani ya no lidera HTS, sigue al mando del Frente Al-Nusrah, considerado el núcleo de esta alianza rebelde.
Bajo el liderazgo de al-Jawlani, el Frente Al-Nusrah ha perpetrado múltiples ataques terroristas en territorio sirio, a menudo dirigidos contra civiles. En abril de 2015, secuestró aproximadamente a 300 civiles kurdos en un puesto de control, evento que culminó con su posterior liberación. En junio del mismo año, el Frente Al-Nusrah fue responsable de la masacre de 20 residentes en la aldea drusa de Qalb Lawzeh, en la provincia de Idlib.
El 16 de mayo de 2013, el Departamento de Estado de EE.UU. designó a al-Jawlani como Terrorista Global Especialmente Designado, lo que implica el bloqueo de todos sus bienes bajo la jurisdicción estadounidense y prohíbe a los ciudadanos de EE.UU. realizar transacciones con él. Además, se considera un delito proporcionar, intentar proporcionar o conspirar para proporcionar apoyo material al Frente Al-Nusrah, una Organización Terrorista Extranjera según la clasificación de EE.UU.
Paralelamente, en la misma categoría y con la misma recompensa se encuentra Sirajuddin Haqqani, ministro del Interior del régimen talibán y líder de la Red Haqqani. Bajo su dirección, esta organización ha llevado a cabo numerosos secuestros y atentados contra fuerzas estadounidenses, de la coalición y objetivos civiles en Afganistán. Haqqani ha admitido públicamente haber planeado ataques significativos, como el atentado contra el Hotel Serena en Kabul en enero de 2008 y el intento de asesinato del presidente afgano Hamid Karzai en abril de 2008.
El programa de Recompensas por la Justicia de EE.UU. ofrece hasta 10 millones de dólares por información sobre Muhammad al-Jawlani, destacando la magnitud de la amenaza que representa. Sin embargo, la percepción pública y las críticas señalan una aparente contradicción entre la severidad de las sanciones y la falta de iniciativas efectivas para neutralizar a estos líderes terroristas.
Además, la continuidad de al-Jawlani en la lista de buscados, a pesar de que Washington aparentemente ve con buenos ojos la rebelión que lidera en Siria, plantea interrogantes sobre las verdaderas motivaciones detrás de estas designaciones.
La situación también refleja las complejidades de la lucha contra el terrorismo en regiones inestables como Siria y Afganistán, donde las alianzas y las enemistades pueden cambiar rápidamente. La relación entre el Frente Al-Nusrah y HTS, así como la alianza entre la Red Haqqani y los talibanes, demuestra la interconexión de diversas facciones extremistas que desafían los esfuerzos globales por establecer la paz y la seguridad.