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Por primera vez, el gobierno de Estados Unidos ha calificado públicamente a Edmundo González Urrutia, líder opositor, como el presidente electo de Venezuela tras las elecciones presidenciales de julio. El secretario de Estado, Antony Blinken, confirmó esta postura en un mensaje difundido en la red social X, destacando la voluntad del pueblo venezolano de respaldar al candidato opositor.
Este reconocimiento coincide con la conclusión de la cumbre del G-20 en Río de Janeiro, donde Blinken y el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, participaron activamente. Además, se produce en un contexto de relevos políticos cruciales: Nicolás Maduro tiene previsto asumir un nuevo mandato el 10 de enero, mientras Donald Trump, presidente electo de EE. UU., tomará posesión el 20 de enero.
Disputas electorales y apoyo opositor
Las elecciones de julio en Venezuela, en las que el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó ganador a Maduro, han sido cuestionadas por la oposición y la comunidad internacional debido a la falta de transparencia. El CNE no ha publicado las actas con los resultados desagregados, pese a las exigencias de Estados Unidos, la Unión Europea y países como Brasil y Colombia.
En contraste, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), coalición opositora, compartió públicamente actas que otorgan a González Urrutia una victoria con más del doble de votos que Maduro. Desde su exilio en España, González agradeció el respaldo de Washington.
“Este gesto honra el deseo de cambio de nuestro pueblo y la gesta cívica que juntos protagonizamos el pasado 28 de julio”, escribió el opositor en X.
Un reconocimiento con matices
La Administración Biden ha adoptado un enfoque distinto al de Donald Trump en su postura hacia la crisis venezolana. Mientras Trump reconoció a Juan Guaidó como “presidente legítimo”, Biden describe a González Urrutia como “presidente electo”. Según el Departamento de Estado, este término subraya su victoria en las elecciones, pero no implica un reconocimiento pleno como jefe de Estado.
Perspectivas con Trump y Marco Rubio
Con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, el enfoque hacia Venezuela podría endurecerse. Marco Rubio, senador por Florida y figura clave en la política hacia Latinoamérica, ha sido propuesto como próximo secretario de Estado. Rubio criticó en agosto las sanciones aliviadas por Biden para promover elecciones libres, calificándolas de contraproducentes.
“Las ‘estrategias’ presentadas por esta Administración no han hecho más que empoderar al narco-dictador Maduro y a sus matones. Cualquier negociación es un salvavidas continuo para el narco-régimen”, advirtió Rubio en un comunicado.
Presión internacional y divisiones internas
A medida que se acerca la toma de posesión de Maduro, el reconocimiento internacional de González Urrutia aumenta la presión sobre el régimen. Sin embargo, las divisiones dentro de Venezuela persisten, con figuras opositoras como González y María Corina Machado en el exilio o en la clandestinidad.
Mientras tanto, el respaldo de Estados Unidos al opositor podría marcar un nuevo capítulo en la lucha por la democracia en Venezuela, aunque también abre interrogantes sobre la política que adoptará Trump en su próximo mandato.