Imagen: mapa del planeta divido por colores para hipotéticos ataques de Estados Unidos
En la década de 1930, Estados Unidos trazó un plan insólito: movilizarse para una guerra hipotética contra Gran Bretaña. Firmado oficialmente el 8 de mayo de 1930, este proyecto formaba parte de una estrategia más amplia desarrollada por el Comité Conjunto de Planificación, organismo precursor del actual Estado Mayor Conjunto. Aunque sólo era un ejercicio teórico, revelaba la determinación de EE. UU. de prepararse para cualquier eventualidad, mientras el panorama global se tornaba cada vez más tenso con la ascensión de Adolf Hitler en Alemania.
Estrategias globales: países con colores
Durante las décadas de 1920 y 1930, las Fuerzas Armadas de EE. UU. diseñaron planes de guerra detallados que asignaban colores a posibles enemigos. Reino Unido era «Rojo», Canadá «Carmesí», Japón «Naranja», y así sucesivamente. Este sistema codificado facilitaba la planificación de conflictos específicos en los que EE. UU. actuaría en solitario contra un adversario particular.
Uno de los planes más sorprendentes fue el «Plan Rojo de Guerra», que contemplaba un conflicto con el Imperio Británico. Según documentos desclasificados en 1974, el plan incluía una invasión de Canadá desde el sur para evitar que Gran Bretaña utilizara sus puertos como base de operaciones. La Royal Navy, entonces la mayor fuerza marítima del mundo, con 1.400 buques, representaba una amenaza clave en este escenario ficticio.
Hipótesis bélicas: de Japón a Alemania
Los planes de guerra no se limitaban al Atlántico. Japón, identificado como «Naranja», fue objeto de una estrategia elaborada que anticipaba el bloqueo económico de China y, en un giro inquietante, la internación de ciudadanos japoneses-estadounidenses en Hawái. Este plan se convirtió en la base de la campaña real contra Japón durante la Segunda Guerra Mundial.
Otro escenario aún más complejo fue el «Plan Rojo-Naranja», que contemplaba una guerra en dos frentes contra Japón y el Imperio Británico. Sin embargo, los estrategas concluyeron que EE. UU. carecía de recursos para enfrentar simultáneamente a dos potencias de esta magnitud, y recomendaron centrarse en un solo frente.
La evolución hacia los «Rainbow War Plans«
Con la Segunda Guerra Mundial en el horizonte, los planes originales fueron archivados en 1939 para dar paso a los «Rainbow War Plans». Estas estrategias contemplaban escenarios mucho más complejos, incluyendo guerras en múltiples frentes y alianzas globales. Según el historiador Henry G. Gole en su libro The Road to Rainbow, los alumnos de la Escuela de Guerra del Ejército de EE. UU. jugaron un papel crucial en la elaboración de estos planes.