Con el objetivo de desplegar drones de bajo costo y alto rendimiento a gran escala, la DIU ha seleccionado dos empresas estadounidenses y dos ucranianas para el programa “Artemis”. Ucrania, con una producción anual de seis millones de drones, se ha convertido en un actor clave en la nueva guerra tecnológica.
Según el sitio de noticias militares TTTt, “Artemis” busca desarrollar un dron de ataque de largo alcance unidireccional (One Way) con requisitos claros: tecnología probada para reducir tiempos de desarrollo, producción masiva a bajo costo y capacidades avanzadas de guerra electrónica. Además, deberá operar en condiciones adversas, sin GPS y con ancho de banda limitado, integrando sensores y armamento modular para mantener la ventaja del ejército de EE.UU.
Aunque el Congreso impulsó el programa, otras ramas militares están acelerando sus propios proyectos de drones escalables, buscando desplegar enjambres de bajo costo en conflictos de alta intensidad.
El director de la DIU dejó claro el objetivo: acelerar la adquisición de tecnología bélica, saltándose los procedimientos tradicionales. En solo cuatro meses, la DIU y la Oficina del Subsecretario de Defensa para Adquisiciones (A&S) seleccionaron cuatro empresas tras analizar 165 propuestas y validar sus capacidades en pruebas de vuelo.
Las elegidas: AeroVironment, con experiencia en municiones Switchblade, la startup Dragoon Technology, y dos compañías ucranianas en alianza con las firmas estadounidenses de software Swan y Auterion. El objetivo es claro: acelerar el desarrollo y la producción.
El Pentágono estudia de cerca los conflictos en Ucrania y Medio Oriente para perfeccionar su estrategia de drones de bajo costo y guerra electrónica. Antes de que termine el año fiscal 2025, espera recibir los diseños finales de los prototipos para pruebas y evaluación, con la mira puesta en una rápida adquisición y despliegue contra adversarios de alta tecnología.
Mientras tanto, Australia refuerza su arsenal con la compra de torpedos MK-48 a EE.UU. por 200 millones de dólares. Según el ministro de Industria de Defensa australiano, Pat Conroy, este acuerdo refuerza la estrategia de defensa nacional y la capacidad de negación marítima. La ampliación del arsenal beneficiará tanto a los submarinos de la clase Collins como a los futuros submarinos nucleares.
El MK-48 es resultado de un programa conjunto entre EE.UU. y Australia, reflejando la estrecha cooperación entre ambos países. Los torpedos se ensamblarán y probarán en una instalación en Australia Occidental, consolidando la autosuficiencia del país en mantenimiento y modernización de armamento estratégico.
