El reciente despliegue del sistema de misiles Typhon por parte de Estados Unidos en Filipinas ha desatado una fuerte tensión en la región de Asia-Pacífico, con Pekín y Moscú manifestando su descontento ante lo que consideran un movimiento provocador que podría alterar el frágil equilibrio de poder. La presencia temporal de este sistema de misiles en la isla de Luzón, como parte de un ejercicio militar conjunto entre las fuerzas armadas estadounidenses y filipinas, ha puesto de manifiesto las crecientes tensiones geopolíticas en una zona clave para la seguridad internacional.
Filipinas refuerza su defensa ante la amenaza de Pekín
El anuncio del jefe militar filipino, el general Romeo Brawner Jr., sobre la intención del país de adquirir el sistema de misiles de Capacidad de Rango Medio (MRC), conocido como Typhon, refleja un esfuerzo estratégico de Manila para fortalecer su capacidad de defensa en un contexto de crecientes disputas territoriales con China en el Mar de la China Meridional.
Durante una conferencia de prensa posterior a una reunión de defensa de alto nivel, Brawner subrayó la importancia de integrar sistemas de armamento avanzados como el Typhon en la estrategia defensiva del país, un movimiento que, según él, permitiría a Filipinas desarrollar un efecto disuasorio significativo.
Este sistema, capaz de lanzar misiles de ataque terrestre Tomahawk y misiles estándar 6 (SM-6), podría proporcionar a Filipinas una cobertura estratégica esencial, capaz de alcanzar objetivos críticos en el Mar de China Meridional y el Estrecho de Taiwán, regiones en las que se intensifican las tensiones con China.
La reacción de Pekín no se hizo esperar. El ministro de Defensa chino, Dong Jun, calificó la presencia del sistema Typhon en Filipinas como una “amenaza real para la seguridad regional”, durante una reunión con su homólogo estadounidense, Lloyd Austin, en el Diálogo Shangri-La de Singapur. La preocupación de China no es infundada; el Typhon, con su capacidad de atacar a grandes distancias, representa un potencial cambio en el equilibrio militar en una región donde China ha incrementado significativamente su presencia y capacidad militar.
Por su parte, Moscú también ha mostrado su descontento. En julio, el presidente ruso Vladimir Putin anunció que Rusia reanudaría la producción de misiles nucleares de alcance intermedio y corto, citando específicamente el despliegue del sistema Typhon en Filipinas como un factor clave en esta decisión. Esta respuesta subraya la sensibilidad de la tecnología de misiles en la región, especialmente tras la expiración en 2019 del tratado entre Estados Unidos y Rusia que limitaba ciertos tipos de misiles balísticos y de crucero terrestres.
A pesar del interés de Filipinas en adquirir el sistema Typhon, la transacción no está asegurada. Las estrictas regulaciones estadounidenses sobre la exportación de tecnología militar avanzada podrían complicar la venta. Washington podría mostrarse cauteloso para evitar ser visto como un actor que contribuye directamente a las tensiones regionales, especialmente en un momento en que las relaciones entre Estados Unidos y China están bajo un escrutinio constante.
Además, la posibilidad de que Filipinas adquiera el Typhon podría desencadenar una carrera armamentística en el Indo-Pacífico, una región donde el gasto militar ha aumentado considerablemente en los últimos años, impulsado en gran parte por el crecimiento del poder militar chino.
Dentro de Filipinas, la dinámica política interna también podría influir en la decisión de adquirir el Typhon. La rivalidad política entre el presidente Ferdinand Marcos Jr. y la vicepresidenta Sara Duterte, hija del exmandatario Rodrigo Duterte, añade un punto de incertidumbre. La conocida afinidad de la familia Duterte hacia Pekín podría influir en la dirección futura de la política exterior filipina, afectando potencialmente la viabilidad de esta adquisición militar.
La posible adquisición del Typhon se alinea con la estrategia de defensa más amplia de Filipinas, que busca mejorar su postura disuasoria frente a China. Actualmente, el arsenal filipino incluye el misil supersónico BrahMos, adquirido de India, que se ha convertido en un componente clave de la defensa del país. Con una velocidad de Mach 2,8 y un alcance de hasta 400 kilómetros, el BrahMos representa una capacidad significativa para Filipinas, aunque el Typhon, con su mayor alcance y flexibilidad, podría complementar y potenciar estos esfuerzos defensivos.
El despliegue del sistema de misiles Typhon en Filipinas y la posible adquisición de este por parte del país marcan un nuevo capítulo en la carrera armamentística en Asia-Pacífico. A medida que las tensiones geopolíticas en la región continúan aumentando, la incorporación de tecnologías avanzadas como el Typhon podría redefinir el equilibrio de poder, no solo entre Filipinas y China, sino en toda la región.