El pasado sábado 15 de marzo, el presidente estadounidense, Donald Trump, dejó claro que su gobierno desplegaría sin reservas una fuerza letal para sofocar las provocaciones de los hutíes, quienes continuaban acosando a los barcos en el Mar Rojo. Washington afirmó haber eliminado a varios de los principales líderes hutíes, mientras que el medio militar Stars and Stripes informó, el 17 de marzo, que el ejército de EE. UU. había lanzado ataques ininterrumpidos contra las fuerzas armadas hutíes durante tres días consecutivos.
En un mensaje contundente, el portavoz del Departamento de Defensa, Sean Parnell, subrayó que las operaciones no cesarán hasta que los hutíes se comprometan a poner fin a sus ataques contra buques estadounidenses y a dejar de poner en peligro las vidas de los ciudadanos de EE. UU.
Desde el 15 de marzo, las fuerzas armadas estadounidenses han intensificado sus ofensivas contra los hutíes, eliminando a numerosos comandantes. Sin embargo, los hutíes no se han quedado de brazos cruzados, lanzando misiles y drones contra el grupo de ataque del portaaviones Truman en al menos tres ocasiones en apenas 48 horas. A pesar de estos intentos, ninguno de los proyectiles logró causar daños a los buques de guerra estadounidenses. Según Stars and Stripes, Parnell reiteró que las operaciones continuarían hasta que los hutíes demostraran un compromiso firme de cesar sus ataques y garantizar la seguridad de los intereses de EE. UU. en la región.
Parnell enfatizó que, si los hutíes dieran señales claras de desescalada, EE. UU. estaría dispuesto a detener las ofensivas; sin embargo, hasta ahora, los hutíes han optado por desafiar abiertamente las demandas. Por ello, el ejército estadounidense persistirá en debilitar implacablemente sus capacidades militares, asegurando a la vez que rutas comerciales estratégicas como el Mar Rojo permanezcan abiertas. El portavoz recalcó que estas acciones no responden a la política interna de Medio Oriente, sino exclusivamente a la protección de los intereses estratégicos de Estados Unidos.
El Secretario de Defensa, Pete Hegseth, reiteró esta postura en una entrevista ese mismo día, defendiendo las acciones militares como una medida para garantizar la libertad de navegación y restaurar la disuasión. Enfatizó, además, que “ha regresado la era de la paz mediante el uso de la fuerza”.
Por su parte, el teniente general Alex Grynkewich, subjefe de operaciones del Estado Mayor Conjunto de EE. UU. (J3), detalló que desde el 15 de marzo el Comando Central ha atacado más de 30 objetivos hutíes, incluidos al menos una instalación de drones, y ha eliminado a varias figuras clave vinculadas a esas operaciones. Según sus estimaciones, los bombardeos han causado la muerte de decenas de combatientes hutíes en los últimos tres días, sin que se registraran víctimas civiles en Yemen.