El alto el fuego de 60 días entre Israel y Hizbulá comenzó este miércoles a las 04:00 hora local, marcando un respiro tras más de un año de enfrentamientos en la región. Sin embargo, el Ejército israelí ha anunciado que mantendrá sus tropas desplegadas en el sur del Líbano, mientras que el Ejército libanés ha instado a la población desplazada a esperar antes de regresar a sus hogares.
Las Fuerzas Armadas libanesas han iniciado un refuerzo de su presencia en el sur del país, ampliando la autoridad del Estado en colaboración con la misión de paz de la ONU en Líbano. Según un comunicado oficial, esta medida refleja el compromiso del Gobierno libanés con la implementación de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que puso fin al conflicto entre Israel y Hizbulá en 2006 y estipula el despliegue del Ejército libanés en la región.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, confirmó el anuncio, calificándolo como “buenas noticias desde Oriente Medio”. Biden destacó el rol de Estados Unidos, junto con el apoyo de Francia, para facilitar este acuerdo, que busca poner fin al devastador conflicto entre ambas partes.
Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, subrayó los meses de negociaciones en estrecha colaboración con Israel, Líbano y Estados Unidos, y llamó a respetar el acuerdo a largo plazo para garantizar la seguridad de ambas poblaciones y el retorno seguro de los desplazados.
El alto el fuego entró en vigor a las 4 de la madrugada
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, defendió la decisión, que fue aprobada por 10 de los 11 ministros de su gabinete. Netanyahu explicó que las razones detrás del alto el fuego son estratégicas: enfocarse en Irán, permitir que las Fuerzas Armadas descansen y repongan suministros, y aislar a Hamás.
En una evaluación de los enfrentamientos recientes, Netanyahu afirmó que Israel ha infligido un duro golpe a Hizbulá. “No es el mismo Hizbulá de hace un año. Lo hemos hecho retroceder décadas, eliminando a líderes clave, destruyendo su arsenal y su infraestructura subterránea”, señaló.
Con la pausa en los bombardeos, los desplazados libaneses celebraron con cautela el alto el fuego. Muchos expresaron su alegría ante la posibilidad de regresar a sus tierras en el sur del país, aunque también recordaron con dolor las pérdidas sufridas durante el conflicto. “Estamos contentos porque volveremos a nuestra patria, pero la sangre aún está en el suelo”, afirmó uno de los desplazados.
Este cese de hostilidades ofrece una oportunidad para la reconstrucción y el diálogo, pero su duración y efectividad dependerán del compromiso de las partes involucradas y de la vigilancia de la comunidad internacional.