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Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), enfrenta este jueves una tarea crucial: reducir los tipos de interés para dar un respiro a la economía de la eurozona, que se enfrenta a una inflación en descenso. Si no hay sorpresas, se espera que el BCE recorte los tipos en 25 puntos básicos, lo que marcaría el segundo recorte del año tras la rebaja de junio. Esta decisión llega después de una pausa en julio, durante la cual el BCE evaluó los datos para asegurarse de que la inflación no se disparaba nuevamente.
Un panorama favorable para el recorte
Los últimos datos refuerzan la idea de que el BCE puede seguir adelante con una política de reducción de tipos. Los salarios crecieron menos de lo previsto, con una subida del 3,55% en el segundo trimestre frente al 4,74% del primero. Además, la inflación general ha disminuido del 2,8% al 2,2%. Sin embargo, la inflación en el sector servicios, que subió al 4,2% en agosto, sigue siendo un motivo de preocupación.
Sin embargo, expertos como Lorenzo Codogno, exsecretario del Tesoro italiano, advierten que, a pesar de los datos positivos, el BCE debe actuar con prudencia y no acelerar demasiado los recortes de tipos. Codogno prevé un recorte de 25 puntos básicos en septiembre y otro en diciembre, manteniendo un ritmo controlado de flexibilización. Aunque el mercado laboral de EE. UU. está mostrando señales de debilidad, y se especula con un recorte agresivo por parte de la Reserva Federal.
El mercado y la reacción de los inversores
Los mercados financieros han reaccionado favorablemente ante la expectativa de nuevos recortes. El euríbor, indicador clave para los préstamos hipotecarios, ha descendido por debajo del 3% por primera vez en casi dos años, lo que ha aliviado a quienes tienen hipotecas a tipo variable. Además, las subastas de deuda del Tesoro también reflejan este ambiente de optimismo, con rendimientos por debajo del 3% en emisiones a 12 meses.
El impacto del euro y el precio del petróleo
El fortalecimiento del euro frente al dólar, situándose en torno a los 1,10 dólares, ha contribuido a reducir la inflación en Europa. Al pagar menos por las importaciones de gas y petróleo, los compradores europeos están ahorrando dinero que antes se destinaba a los proveedores energéticos. A esto se suma el descenso del precio del petróleo, con el barril de Brent cotizando cerca de los 70 dólares, un 22% menos que hace un año.