Imagen: Teresa Ribera tras la reunión del Consejo de Transporte, Telecomunicaciones y Energía de la UE | Frederic Sierakowski/Comisión Europea/Europa Press
Las próximas semanas serán clave para la configuración del nuevo ejecutivo de la Unión Europea, y el cambio climático resonará con fuerza. Los candidatos designados a comisarios se someten a partir de este lunes a las preguntas del Parlamento Europeo que debe confirmarlos o desecharlos. Entre ellos, se encuentra el equipo que, bajo la dirección de la vicepresidenta ejecutiva española Teresa Ribera, ha diseñado la presidenta de la Comisión Ursula von der Leyen para temas medioambientales.
La catástrofe provocada por la DANA en Valencia ha sobrecogido, pero no sorprendido, en Bruselas. No hay informe sobre la seguridad de la Unión Europea publicado en los últimos años en el que el cambio climático no figure como factor clave de riesgo social, económico y hasta geopolítico. El último es el elaborado por el expresidente finlandés Sauli Niinisto sobre cómo reforzar la preparación civil y militar de Europa, presentado en la mañana posterior a la noche de pesadilla de la dana y cuando aún no se conocía toda la magnitud de la tragedia. El término “cambio climático” aparece 123 veces en 165 páginas.
“En vez de tratar consideraciones de seguridad y de clima como prioridades rivales o mutuamente excluyentes, se deberían afrontar de manera holística las amenazas tanto procedentes del ser humano como las naturales”, subraya Niinisto. También el alto representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrell, ha alertado reiteradamente del riesgo geopolítico del alza en las temperaturas y las crecientes sequías e inundaciones, que ya están provocando flujos migratorios: “El cambio climático es claramente uno de los grandes desafíos para la estabilidad de nuestro vecindario y la seguridad de nuestras fronteras”, afirma.
Las inundaciones han afectado a 5,5 millones de personas en 30 años
Según un reciente análisis del Parlamento Europeo, publicado semanas antes de la tragedia española, en los últimos 30 años, solo en la UE, las inundaciones han afectado a 5,5 millones de personas, han causado 3.000 muertes y más de 170.000 millones de euros en daños económicos. En 2021, las graves inundaciones en Bélgica y Alemania dejaron más de 200 muertos.
Dos años más tarde, en 2023, nuevas inundaciones en Italia, Eslovenia, Austria, Grecia, Italia y Francia causaron daños por más de 23.000 millones de euros. Ahora, el Ejecutivo europeo se prepara ya para recibir, en breve, una nueva factura de la catástrofe española que nadie se atreve aún a precisar, pero que se aventura será también milmillonaria, más allá de las vidas perdidas.
Pese a ello, la ambición medioambiental del Ejecutivo europeo se ha visto frenada una y otra vez por los temores de muchas capitales a las consecuencias políticas de una auténtica revolución en el modo de vida que exige adaptarse al cambio climático. Hasta el punto de que en el nuevo mandato recibido por la alemana Ursula von der Leyen, ya no se habla siquiera de transición “verde”, sino “limpia”.