El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) chavista ha cumplido con la orden de Miraflores, al liberar al Consejo Nacional Electoral (CNE) de la obligación de presentar las actas y los resultados detallados de las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela, mesa por mesa. Este recurso, impulsado por Nicolás Maduro ante la Sala Electoral, tenía como único propósito que el TSJ «ratificara» los resultados divulgados por el CNE sin necesidad de presentar actas, totalización ni auditorías.
En respuesta a esta sentencia, el CNE ha emitido un comunicado oficial a través de su cuenta en X, en el que asegura que acatará la decisión judicial. En el texto, se declara que «el Poder Electoral, en cumplimiento de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia y las normas electorales, acata la decisión y en el lapso de ley cumplirá con lo ordenado por la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia».
La sentencia de la Sala Electoral, emitida el pasado 22 de agosto, simplemente «insta» al CNE a «publicar los resultados definitivos en la Gaceta Electoral», pero no exige que se realice una totalización mesa por mesa ni que se divulguen las actas, lo que impide la verificación de los resultados por parte de los electores y de observadores internacionales imparciales. Esta falta de transparencia contraviene las demandas de la comunidad internacional, que requiere de estos detalles para poder validar los resultados. En lugar de «certificar» los boletines que declaran a Nicolás Maduro como vencedor, el TSJ se ha asegurado de que el CNE no tenga que cumplir con la responsabilidad de publicar las actas y la totalización detallada, algo que su presidente, Elvis Amoroso, había prometido tras el anuncio inicial.