El Estado Islámico (Daesh o ISIS), organización sunita extremista, ha expresado su satisfacción por el conflicto que se desarrolla entre los chiitas de Hezbolá y Hamás, apoyados por Irán, y el Estado de Israel. Aunque considera que ambas partes del conflicto son «infieles», el grupo yihadista busca enmarcar el enfrentamiento en unos límites específicos para evitar que las facciones chiitas puedan beneficiarse de la situación. Según su visión, los chiitas están en declive, y será el propio Estado Islámico, encabezando un «gran frente suní», quien se encargue de destruir a Israel.
En un editorial publicado en su panfleto semanal Al Naba, el Estado Islámico alienta a sus seguidores a luchar tanto contra los judíos como contra los chiitas. Según sus palabras: «Quien esté más cerca de alcanzar a los judíos, que luche contra ellos, y quien esté más cerca de alcanzar a los chiitas del Eje de la Resistencia, que luche contra ellos». Este llamado a la violencia está dirigido tanto a Israel como a las facciones chiitas, a quienes el Estado Islámico acusa de traicionar a los sunitas a lo largo de la historia. Además, el grupo considera que la alianza entre Irán, Hezbolá y Hamás es un pacto con el diablo, subrayando que estos actores están desviándose de la verdadera fe islámica.
El grupo extremista también critica duramente a los chiitas, calificando su alianza con Irán como una traición a los sunitas. Según el Estado Islámico, Irán se ha convertido en un «abrazo» para Hamás y Hezbolá, grupos que, a su juicio, han sellado su suerte al aliarse abiertamente con el enemigo. La organización yihadista afirma que los chiitas han colaborado históricamente con los enemigos del islam suní, perpetuando una narrativa de traición y deslealtad.
En cuanto a Israel, el editorial asegura que los judíos se sienten cada vez más confiados y creen que sus enemigos se han rendido. Por ello, el Estado Islámico sostiene que será su deber abrir un frente de lucha suní puro para combatir a los judíos y destruir su influencia en la región. Según el grupo, esta será la verdadera batalla decisiva en la que los musulmanes suníes deberán romper cualquier tipo de vínculo con lo que consideran modelos «ignorantes» de resistencia, refiriéndose a las facciones chiitas y otras corrientes que no se alinean con su ideología extremista.
En el mismo boletín, el Estado Islámico relata con orgullo un ataque perpetrado por sus combatientes en Níger, donde afirman haber asesinado a más de 30 soldados de las fuerzas gubernamentales. Según el grupo, lograron incendiar cinco vehículos todoterreno y se apoderaron de varias armas y municiones. Además, los militantes aseguran haber capturado dos de estos vehículos, aumentando así sus recursos militares.
Con este tipo de acciones y mensajes, el Estado Islámico continúa promoviendo su visión de un califato global y un islamismo radical, donde buscan eliminar cualquier forma de oposición, ya sea chiita o judía. La organización sigue aprovechando los conflictos regionales para fortalecer su narrativa y reclutar nuevos miembros, presentándose como los verdaderos defensores del islam suní frente a lo que consideran amenazas externas e internas.