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Las disputas dentro de la coalición de gobierno en Alemania no han disminuido ni siquiera durante el mes de agosto. A pesar de que el presupuesto para el próximo año parecía encarrilado tras un acuerdo presentado en julio, las tensiones han resurgido. El ministro de Finanzas, Christian Lindner, del Partido Liberal, ha cuestionado lo pactado y ha anunciado nuevas medidas que ponen en jaque a sus socios de coalición, los socialdemócratas y los verdes. Aunque el canciller Olaf Scholz, líder del Partido Socialdemócrata (SPD), mantiene su agenda libre esta semana, sus vacaciones están lejos de ser tranquilas.
Amenaza de ruptura y campaña electoral
En Berlín vuelve a surgir el fantasma de una posible ruptura de la coalición, un tema recurrente cada pocos meses. La proximidad de elecciones regionales en Turingia y Sajonia, donde la derecha lidera las encuestas, añade presión al ambiente político. Algunos observadores se preguntan si Lindner está utilizando la situación como estrategia de campaña o si realmente busca provocar una quiebra en la coalición. De cualquier modo, su actitud parece destinada a agitar el tradicionalmente tranquilo verano político alemán, conocido como sommerloch.
El Presupuesto en el ojo del huracán
La crisis actual se intensificó cuando Lindner, tras unas vacaciones, concedió una entrevista a la cadena pública ZDF, señalando posibles riesgos constitucionales en el acuerdo presupuestario, que tanto había costado lograr. Apenas un mes antes, junto a Scholz y el vicecanciller y ministro de Economía y Clima, Robert Habeck, había presentado el pacto como un logro tras arduas negociaciones nocturnas.
Los tres partidos de la coalición habían sufrido recientemente en las elecciones europeas, con resultados históricos negativos, lo que había aumentado la presión para alcanzar un acuerdo en torno a las finanzas públicas. Sin embargo, ahora Lindner parece dispuesto a romper ese pacto, según un informe filtrado que sugiere que partes del presupuesto podrían ser inconstitucionales. En particular, el uso de 4.900 millones de euros para fines distintos a los inicialmente previstos ha sido señalado como problemático, evocando la decisión del Tribunal Constitucional que el año pasado anuló algunos trucos contables del gobierno.
Reacciones y conflicto interno
Las declaraciones del político han generado malestar entre sus socios de coalición. Desde el SPD, el secretario general Lars Klingbeil calificó su actuación como innecesaria y desestabilizadora. Por su parte, Habeck, líder de los Verdes, criticó la postura del ministro de Finanzas, insistiendo en que el presupuesto debe ser aprobado sin más dilaciones.
Socialdemócratas y verdes se niegan a reabrir el debate presupuestario, especialmente después del polémico acto preelectoral organizado por los liberales. Las encuestas no auguran buenos resultados para el FDP en las elecciones regionales del 1 de septiembre, lo que podría estar motivando las propuestas radicales presentadas recientemente, como el estacionamiento gratuito en las ciudades o la eliminación de carriles bici.
El FDP se distancia de sus socios
Las iniciativas del FDP han incluido también críticas al bürgergeld, una prestación social defendida por el SPD. Christian Dürr, jefe del grupo parlamentario liberal, argumentó que es demasiado costoso y debería recortarse, alineándose con la campaña mediática de Bild, que ha criticado duramente esta ayuda social. Estas posturas del FDP parecen un intento de captar la atención del electorado, diferenciándose de sus socios de gobierno y acercándose a la retórica utilizada por la ultraderecha.