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Las expectativas sobre las próximas decisiones del Banco Central Europeo (BCE) señalan que las entidades financieras anticipan al menos dos recortes adicionales en la tasa de depósito durante este año, lo que llevaría el tipo al 3,25% en 2024 y al 2,25% para finales de 2025. Según una encuesta de Reuters, esta reducción se considera probable a pesar de que, actualmente, la tasa de depósito se encuentra en un 3,75%.
El BCE ya realizó un recorte en junio, la primera vez desde 2019, pero optó por mantener las tasas sin cambios en la reunión de julio, al no haber logrado aún una victoria decisiva sobre la inflación. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha indicado que la próxima decisión podría tomarse en septiembre, dependiendo del comportamiento de la inflación, especialmente en el sector servicios, y del crecimiento salarial, ambos factores que mantienen la presión al alza.
Inflación persistente y nuevos desafíos
En julio, la inflación en la zona euro subió ligeramente al 2,6% interanual, frente al 2,5% de junio, lo que ha generado cautela en el BCE. Las autoridades de Fráncfort son conscientes de los errores pasados, como el retraso en reconocer la magnitud de la inflación cuando alcanzó el 10,6%, y han ajustado sus previsiones para final de año, ahora esperando que la inflación ronde el 2,5%. Sin embargo, esto podría no ser suficiente.
El impacto de los cambios estructurales en la economía global, como la desglobalización, el envejecimiento de la población y las medidas contra el cambio climático, sugiere que la inflación podría mantenerse alta en los próximos años. Raphael Gallardo, economista jefe de Carmignac, advierte que los esfuerzos para limitar el calentamiento global, en línea con el Acuerdo de París de 2015, podrían agregar hasta 1,6 puntos porcentuales a la inflación anual durante la próxima década. Además, el encarecimiento de los materiales necesarios para la transición energética, como las turbinas eólicas y los metales, junto con la reducción en la oferta de combustibles fósiles, también presionarán al alza los precios.
Los riesgos de una política monetaria apresurada
La evolución de la inflación plantea un desafío significativo para el BCE, que debe equilibrar sus acciones para controlar los precios mientras evita una recesión profunda. La política monetaria asimétrica, aplicada por los bancos centrales desde la década de 1980, ha dejado a las economías europeas con un crecimiento lento en productividad laboral y salarios reales, y una disminución de las inversiones en relación con el valor añadido por las empresas.
Joachim Nagel, presidente del Bundesbank, ha advertido contra la precipitación en los recortes de tasas. Insiste en que la incertidumbre económica y de precios sigue siendo elevada, por lo que cualquier decisión debe tomarse con cautela. Nagel compara la situación con estar en una cresta montañosa, donde aún no se ha encontrado el punto adecuado para comenzar un descenso controlado de las tasas de interés, subrayando que cada paso en esa dirección debe considerar las posibles consecuencias no deseadas.