El Representante Comercial de Estados Unidos se prepara para las audiencias de esta semana, en las que se debatirá la propuesta de tarifas portuarias para los barcos chinos. Se espera que los líderes de la industria y del sector marítimo expongan los posibles efectos negativos de este impuesto sobre la economía estadounidense y el comercio internacional.
La propuesta podría generar aún más incertidumbre en el transporte marítimo global, especialmente después de varias rondas de aranceles impuestos a China, Canadá, México y la UE. La magnitud de la tarifa sugerida, que afectaría hasta el 80 por ciento de los barcos que llegan a los puertos de la costa atlántica, podría causar una interrupción mayor en los mercados que las recientes medidas arancelarias.
Esta iniciativa forma parte de los esfuerzos del presidente Donald Trump para revitalizar la industria naval nacional. El plan impondría un cargo de entre 1 y 3 millones de dólares a los barcos chinos que lleguen a puertos estadounidenses, con tarifas que podrían ascender hasta 3,5 millones de dólares en ciertos casos. Los gravámenes no solo afectarían a los buques fabricados en China, sino también a las empresas navieras chinas o a aquellas con más de un cuarto de su flota construida en el país. Además, se verían afectadas las compañías con pedidos activos o entregas programadas en astilleros chinos en los próximos 24 meses.
Más de un tercio de la flota comercial mundial ha sido fabricada por astilleros chinos, mientras que los buques de construcción estadounidense representan solo el 0,4 por ciento. Se estima que alrededor del 83 por ciento de los transportistas de contenedores que hicieron escala en puertos de EE. UU. el año pasado estarían sujetos a estas tarifas, con porcentajes algo más bajos para los transportistas de vehículos y los petroleros de crudo, aproximadamente dos tercios y un tercio, respectivamente, según Clarksons Research Services.
Previo a las audiencias, varios funcionarios expresaron su preocupación sobre la política. “Ven esto como una amenaza mayor que los aranceles debido al impacto en la cadena de suministro”, comentó Jonathan Gold, vicepresidente de cadenas de suministro y política aduanera de la Federación Nacional de Minoristas, según Bloomberg.
“Los transportistas dejarán de operar en ciertas rutas, lo que afectará a puertos más pequeños como Oakland, Charleston, Delaware y Filadelfia. Todos sufrirán por esto”, agregó.
Aunque las tarifas podrían generar hasta 50.000 millones de dólares en ingresos para el gobierno de EE.UU., los flujos comerciales podrían desviarse significativamente a los puertos de Canadá y México. El transporte terrestre, como los ferrocarriles, podría ser uno de los beneficiados. En un intento por reducir el número de escalas en los puertos, es probable que los operadores navieros opten por utilizar barcos más grandes para concentrar el tráfico en un número reducido de puertos clave, lo que tensaría aún más las cadenas logísticas.
Muchos ejecutivos de la industria advierten que gran parte del costo adicional podría trasladarse a los consumidores. En este contexto, la inflación en EE. UU. se mantiene obstinadamente por encima de la meta del 2 por ciento fijada por la Reserva Federal.