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El Parlamento Europeo ha aprobado este miércoles el tan esperado pacto de migración y asilo, tras más de tres años de intensas negociaciones, justo antes de las elecciones europeas que marcan el cierre de la actual legislatura. La votación estuvo marcada por tensiones y fue interrumpida por los gritos de los manifestantes que clamaban «este pacto mata, vota no».
Endurecimiento en las fronteras
Según fuentes de las instituciones europeas, este acuerdo busca corregir errores del pasado mediante un endurecimiento de las condiciones para el ingreso al territorio europeo, estableciendo además un sistema de solidaridad flexible. Tras la aprobación, la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, celebró el resultado como un hito histórico. «Hemos creado un marco legislativo sólido para abordar la migración y el asilo en la UE. Han sido más de diez años de trabajo, pero hemos cumplido nuestra promesa. Es un equilibrio entre solidaridad y responsabilidad. Este es el camino europeo«, declaró Metsola.
Centros fronterizos europeos
El pacto tiene como objetivo agilizar los retornos de los migrantes considerados irregulares mediante la creación de centros específicos en las fronteras europeas para gestionar las solicitudes de asilo. Sin embargo, el Parlamento Europeo ha insistido en que estos centros no serán de naturaleza carcelaria. Además, se establece un plazo máximo de seis meses para emitir un veredicto sobre las solicitudes, con el fin de evitar demoras excesivas, una situación común en la actualidad.
Un sistema fallido
En un intento por superar el fracasado sistema de reparto obligatorio de cuotas de refugiados, se establece un mecanismo de solidaridad obligatoria pero flexible, donde los países que rechacen acoger a migrantes deberán contribuir económicamente a un fondo común europeo. Se prevé la redistribución de hasta 30,000 solicitantes de asilo al año, con contribuciones financieras basadas en criterios de población y PIB.
Actualización del Protocolo de Dublín
El pacto también busca modernizar el Protocolo de Dublín, que establece que el país de llegada es responsable de tramitar las solicitudes de asilo. Se tendrán en cuenta otros factores, como la presencia de familiares en otros países europeos o la formación educativa del migrante, para determinar el Estado responsable del proceso.
Uno de los aspectos más controvertidos es la activación de un mecanismo de emergencia para situaciones de llegadas masivas, donde un país pueda solicitar ayuda a la Comisión Europea. Se prevé una protección prioritaria para ciertas categorías de solicitantes de asilo, como los provenientes de países en guerra, con plazos extendidos para los procedimientos de registro y expulsión.