Frankfurt, la capital económica de Alemania, ha sufrido en los últimos años una crisis de drogas que, lejos de ser un problema aislado, refleja una tendencia creciente en muchas ciudades globales. El fenómeno, apodado «Zombielandia» por la prensa local,se evidencia en Bahnhofsviertel, la zona alrededor de la principal estación de trenes de la ciudad.
A lo largo de la Eurocopa 2024, Frankfurt, las calles cercanas a la estación se convirtieron en puntos de encuentro para consumidores de crack. Este barrio, que atrae a más de 500,000 personas diariamente, muestra una contradicción entre la prosperidad económica y la pobreza extrema en la que los consumidores de crack se agrupan.
De la heroína al crack
En la década de 1980, el consumo de heroína dominaba el paisaje de la ciudad. Durante ese periodo, el área alrededor de la estación Taunusanlage se convirtió en un epicentro de la adicción, con más de mil usuarios inyectándose heroína y una cifra alta de muertes por sobredosis.
Sin embargo, el panorama cambió a finales de los años 90 cuando el crack, una forma más accesible y altamente adictiva de cocaína, comenzó a dominar el mercado. Hoy en día, el crack representa aproximadamente el 90% de todas las sustancias ilícitas consumidas en Bahnhofsviertel, un notable cambio con respecto a la cocaína en polvo que era predominante hasta mediados de los años 90.
Este aumento en el consumo de crack no es exclusivo de Frankfurt. A nivel nacional, los datos del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (OEDT) muestran que el uso de crack se ha triplicado entre 2015 y 2021. La reciente encuesta encargada por el Parlamento alemán subraya una tendencia preocupante: casi el 30% de los expertos han notado un ligero aumento en el consumo, y más del 32% reporta un aumento significativo.
Método Frankfurt
Para abordar la crisis de drogas, Frankfurt ha implementado el llamado «Método Frankfurt», una estrategia multifacética que combina la represión del tráfico de drogas con una robusta inversión en servicios sociales y de salud. Desde los años 90, la ciudad ha desarrollado una amplia red de apoyo que incluye médicos, psiquiatras, albergues, y centros de consumo supervisado.
Estas salas de consumo supervisado permiten a los adictos usar drogas en un entorno controlado, reduciendo el riesgo de infecciones y sobredosis. Además, los trabajadores sociales en estos espacios ofrecen orientación sobre tratamientos y opciones de rehabilitación. Esta estrategia ha demostrado ser efectiva para reducir la mortalidad por sobredosis y la criminalidad asociada con el consumo de drogas. De hecho, las muertes relacionadas con las drogas en Frankfurt disminuyeron de 147 en 1991 a menos de 40 una década después.
Sin embargo, el crack ha planteado nuevos desafíos. Su uso rápido y el deseo constante por la siguiente dosis dificultan el control y la intervención. A diferencia de la heroína, no existen tratamientos de sustitución efectivos para el crack, lo que complica aún más la respuesta.
El auge del crack ha puesto a prueba las estrategias existentes. Aunque las muertes relacionadas con las drogas han disminuido, la propagación del crack en Frankfurt y otras ciudades alemanas como Hamburgo ha llevado a las autoridades a reevaluar y ampliar los servicios de reducción de daños. Entre las nuevas medidas se encuentran la expansión de alojamientos de emergencia, la mejora de la atención médica y la ampliación de los horarios de apertura de los centros de apoyo. Además, se está construyendo un gran centro integrado para consumidores de crack que incluirá una zona de consumo controlado.
La situación en Hamburgo, donde también se ha enfrentado una crisis similar, ha llevado a la creación de The Drob Inn, un centro que permite a los usuarios consumir drogas en un área menos concurrida, facilitando la supervisión y el acceso a servicios de salud.