La esperanza de Georgia de unirse a la Unión Europea se desvanece mientras su oposición prooccidental contempla con preocupación el distanciamiento cada vez mayor de Bruselas.
Un cambio de rumbo en la política del país
Según una encuesta del Instituto Nacional Demócrata (NDI) y el Caucasus Research Resource Center (CRRC) publicada a finales de 2023, el 79% de los más de tres millones y medio de habitantes del país sueñan con formar parte de la UE. Sin embargo, apenas cinco meses después de obtener el estatus de país candidato a la adhesión, el gobierno del primer ministro Irakli Kobajidze está siendo culpado por este abrupto cambio de rumbo.
Protestas por la “ley rusa”
Kobajidze, quien sucedió a Irakli Garibashvili en enero, ha sido un crítico habitual de Occidente. Su llegada al poder siguió a las protestas masivas del año pasado contra la controvertida “ley rusa”, que provocó una oleada de manifestaciones exigiendo su revocación inmediata.
Una legislación condenada por la UE
A pesar de las protestas y las divisiones internas, el gobierno de Kobajidze avanza con la tramitación de la polémica ley. Esta legislación, que ha sido condenada por la Unión Europea por su naturaleza restrictiva, exige que las organizaciones no gubernamentales, medios de comunicación y think tanks que reciban más del 20% de su financiación del extranjero se registren como “entidades que persiguen los intereses de una potencia extranjera”.
Represión con violencia
Las protestas contra han sido reprimidas con un nivel de violencia alarmante, con informes de brutalidad policial y detenciones de líderes políticos y sociales. A pesar de la dura respuesta del gobierno, los manifestantes persisten en sus demandas de un cambio político y una mayor integración con Europa.
La presidenta puede ejercer su derecho al veto
El enfrentamiento entre el gobierno y la oposición ha alcanzado un punto crítico, con el Parlamento aprobando la ley en una votación controvertida que ha generado acusaciones de irregularidades por parte de la oposición. La presidenta Salomé Zurabishvili, que ha expresado su oposición a la legislación, puede ejercer su poder de veto para detenerla, lo que agrava aún más las tensiones políticas en el país.
Una división social y política
Este conflicto entre el gobierno y la sociedad civil refleja una profunda división en Georgia sobre su futuro político y su relación con Occidente y Rusia. A medida que el país se prepara para las elecciones de octubre, la lucha por el poder y la dirección del país parece estar en un punto crítico, con consecuencias potencialmente significativas para su camino hacia la Unión Europea.